Las transferencias monetarias condicionadas se asocian con reducciones significativas en la morbilidad y mortalidad infantil en Latinoamérica, especialmente cuando se vinculan con enfermedades relacionadas con la pobreza como la desnutrición, la diarrea, la tuberculosis y la infección por el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH), según un estudio reciente publicado en JAMA Network Open.
El trabajo evaluó la asociación de los programas de transferencias monetarias condicionadas con la salud infantil en 4.882 municipios de Brasil, Ecuador y México en las últimas dos décadas (2000-2019). Y, utilizando un modelo de pronóstico, los autores analizaron las tendencias de mortalidad infantil hasta 2030 según las opciones para implementar transferencias monetarias condicionadas.
De acuerdo con los resultados, las transferencias monetarias condicionadas se asociaron con una reducción de 24% en la mortalidad general de los menores de 5 años, con una asociación aún más fuerte con las enfermedades relacionadas con la pobreza. Un estudio sugiere que ampliar la cobertura durante las recesiones económicas podría prevenir más de 150.000 muertes infantiles en Brasil, Ecuador y México para 2030.
El artículo de Daniella Medeiros Cavalcanti, Ph. D., y sus colaboradores, afirma además que, según los datos, la ampliación inmediata de la cobertura de los programas de transferencias monetarias para proteger a las personas que han caído en la pobreza puede ser una estrategia eficaz para mitigar el impacto en la salud de la actual crisis económica en los países de ingresos bajos y medianos.
El estudio fue publicado el 14 de julio en Jama Network Open.[1]
Metodología y resultados
El estudio de cohortes tuvo un diseño ecológico, longitudinal y multinacional, con modelos de regresión binomial negativa multivariados ajustados por variables demográficas, socioeconómicas y de salud relevantes, integrando evaluaciones de impacto retrospectivas del 1 de enero de 2000 al 31 de diciembre de 2019, con modelos dinámicos de microsimulación para predecir posibles escenarios de mortalidad infantil hasta 2030. Los investigadores utilizaron datos agregados de 4.882 municipios de Brasil, Ecuador y México que cumplían con los criterios de registro civil y estadísticas vitales para una calidad de datos adecuada.
Los principales resultados analizados fueron las tasas de mortalidad infantil (muertes por cada 1.000 nacidos vivos) y las tasas de hospitalización de niños menores de 5 años. Los niños fueron estratificados por grupos de edad: neonatal (0 a 28 días), posneonatal (28 días a 1 año), infantil (<1 año) y juvenil (1 a 4 años).
La variable de exposición fue la cobertura de la población evaluada por los programas de transferencias monetarias condicionadas, categorizada en cuatro niveles: baja (0% a 29,9%), intermedia (30,0% a 69,9%), alta (70,0% a 99,9%) y consolidado (≥100%).
Los autores utilizaron modelos de regresión multivariada con distribución binomial negativa y especificaciones de efectos fijos para el análisis retrospectivo, buscando evaluar la asociación entre la cobertura de transferencias monetarias condicionadas y las tasas de mortalidad infantil, con ajuste por variables de confusión relevantes. También se realizaron análisis de sensibilidad para evaluar la solidez de los hallazgos.
Se utilizaron modelos de microsimulación para proyectar el impacto de posibles crisis económicas y el efecto de mitigación de la expansión de la cobertura de transferencias monetarias condicionadas. Se simularon tres escenarios de crisis económica (corto, mediano y largo plazos) y se evaluaron tres respuestas de política alternativas: mitigación, referencia y austeridad fiscal.
El estudio encontró asociaciones significativas entre los programas de transferencias monetarias condicionadas y las reducciones en las tasas de mortalidad infantil, especialmente para la mortalidad posneonatal y las enfermedades relacionadas con la pobreza.
Los autores estiman que los programas de transferencias monetarias condicionadas evitaron aproximadamente 738 919 muertes infantiles entre 2000 y 2019 en los países estudiados. Los escenarios proyectados sugieren que la expansión de la cobertura del programa podría mitigar efectivamente el impacto adverso de las recesiones económicas actuales en los países de ingresos bajos y medianos, lo que podría prevenir miles de muertes infantiles para 2030.
Los puntos fuertes del estudio son las comprobaciones de solidez y los análisis de triangulación para validar los resultados de la evaluación y la proyección del impacto. Sin embargo, las limitaciones incluyen la exclusión de municipios con datos inadecuados del registro civil y las estadísticas vitales (lo que puede afectar la generalización de los resultados) y las incertidumbres en la proyección de las tasas de mortalidad futuras, debido a la volatilidad socioeconómica y de salud en la región.
Los autores han declarado no tener ningún conflicto de interés económico pertinente.