Que deba hacerse diario es una idea errónea, afirma la Dra. Folasade May, gastroenteróloga y profesora asociada de la Facultad de Medicina David Geffen de la Universidad de California en Los Ángeles.
"Incluso tengo personas que piden cita, porque dicen: 'Oh, dejé de defecar todos los días hace unos años'", relató May. "Y tengo que recordarle a la gente que en realidad no hay un número fijo o normal de deposiciones".
Esa noción proviene probablemente de la creencia de la época victoriana de que defecar a diario te hace más sano, afirma el Dr. Michael Camilleri, consultor y profesor de la división de gastroenterología y hepatología de la Clínica Mayo de Minnesota.
Pero no necesariamente debe ser así. "La mayoría de la gente defeca entre tres veces al día y tres veces a la semana", añade Camilleri.
En lo que respecta a las deposiciones como medida de salud, la frecuencia no es el único factor importante. Hay varios factores que pueden influir en la frecuencia con la que defecamos, como la dieta, la hidratación, el estrés, la edad, el uso de medicamentos y las circunstancias sociales, según la Dra. Trisha Pasricha, gastroenteróloga del Hospital General de Massachusetts e instructora de Medicina en la Facultad de Medicina de Harvard.
¿Son adecuados tus hábitos de hacer popó?
Además de la frecuencia con la que defecas, es útil saber qué aspecto tienen las heces.
"La forma, el aspecto o la consistencia de las heces es en realidad un criterio mucho más adecuado que las simples cifras de frecuencia", afirma Camilleri.
Los profesionales médicos evalúan la calidad de las heces mediante la Tabla de heces de Bristol, que clasifica las heces en siete grupos. Los tipos de caca más saludables son los tres y cuatro: heces en forma de salchicha con grietas en la superficie o en forma de serpiente y lisas.
Si haces caca tres veces por semana y la consistencia es dura o parecida a la de un guijarro, podría estar bien si no has experimentado ningún cambio en tu calidad de vida, dice Pasricha.
Pero si haces un esfuerzo excesivo al intentar ir al baño, o tienes la sensación de no haber vaciado totalmente el intestino, es posible que necesites hacer cambios para ir más a menudo o tener una calidad de heces más saludable, según los expertos.
Poner los pies sobre un taburete para el inodoro, o incluso sobre una pila de libros, puede ayudar. De este modo, las rodillas se elevan por encima de las caderas, lo que relaja los músculos del suelo pélvico que sostienen el intestino y facilita el paso de las heces, explica Pasricha.
"No evolucionamos para defecar sentados con las caderas a 90 grados en una silla, que es lo que hacemos ahora. Solíamos defecar en cuclillas", explica. "Sentarse en esa especie de ángulo vertical de 90 grados en realidad cierra el conducto".
Cómo defecar de forma saludable
Del mismo modo que debemos tomar decisiones acertadas para tener un sueño reparador, debemos elegir bien los alimentos y las bebidas para mantener sanos nuestros intestinos.
Según los expertos, comer suficiente fibra procedente de verduras, frutas, cereales integrales y frutos secos puede ayudar a prevenir el estreñimiento. La ingesta total de fibra debe ser de al menos 25 gramos diarios, según la Administración de Alimentos y Medicamentos de EE.UU. (FDA, por sus siglas en inglés).
Según algunos estudios, los kiwis y las ciruelas pasas pueden ser especialmente útiles para aliviar el estreñimiento. Pero no comas demasiada fibra, ya que se ha relacionado con hinchazón abdominal o heces blandas, según los expertos.
Estar suficientemente hidratado reblandece las heces para poder evacuarlas sin esfuerzo, dijo May.
"También se ha demostrado que el café o las bebidas con cafeína estimulan las contracciones del colon", dijo Camilleri, señalando que pueden inducir la defecación.
Por otra parte, una dieta rica en grasas puede hacer más lento el sistema digestivo, añade May.
¿Qué más afecta a nuestros movimientos intestinales?
El movimiento también importa. Según May, en EE.UU. muchas personas llevan un estilo de vida sedentario, pero hacer ejercicio ayuda al tubo digestivo a masajear y mover los alimentos, favoreciendo la evacuación de las heces.
La rapidez o lentitud con que los alimentos se mueven por el tubo digestivo también puede depender de la genética, explica May, y nuestro aparato digestivo tiende a ser más lento con la edad.
Afecciones médicas como el hipotiroidismo, el síndrome del intestino irritable, la enfermedad del intestino irritable o la colitis ulcerosa pueden afectar a la regularidad, al igual que algunos medicamentos, como los opiáceos y los antidepresivos. Tener un bebé o ganar y perder mucho peso también puede causar disfunción del suelo pélvico, dificultando la expulsión de las heces, señala May.