Vivir sobrecargados de trabajo

En 2019 el Síndrome de burnout fue declarado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como uno de los factores que influye en el estado de salud.

Armando Ricardo y Silvia comparten lo que han vivido con esa enfermedad y la importancia de buscar ayuda.

Síntomas

Armando Ricardo Vázquez Rivera, quien es personal de salud en el Hospital de Especialidades del Centro Médico Nacional La Raza, en el área de enfermería, comenzó a padecer burnout desde principios de la pandemia por la Covid-19.

“Estuve en la primera línea atendiendo a los pacientes que llegaban. Mis compañeros y yo presentamos una psicosis y un temor porque nos estábamos enfrentando a un padecimiento nuevo”, narra Ricardo.

Agrega que también tuvo que afrontar el fallecimiento de algunos de sus colegas por el virus, la sobredemanda de la población debido a la emergencia sanitaria, así como el riesgo de ser atacado por las personas que creían que el personal de salud podía contagiarlas.

“Pasábamos hasta 20 horas trabajando, nada más dormitábamos. Posteriormente, empezamos a tener cansancio extremo debido a que con las caretas, goggles y mascarilla transpirábamos y nos deshidratábamos”, recuerda.

Por otro lado, Silvia Guadalupe Silva Burgos, pedagoga, también se enfrentó a la sobrecarga de trabajo que ocasionó la pandemia en la fundación en la que laboraba como gerente operativo, en la que se da acompañamiento a personas que han perdido a sus seres queridos.

“Se generó una línea de acompañamiento en duelo y mi horario de trabajo aumentó muchísimo. Soy una persona muy comprometida y yo lo veía, al principio, como una forma de apoyar en ese momento tan complicado”, expresa.

Silvia llegó a realizar cinco o seis actividades al mismo tiempo, por lo que dejó de alimentarse adecuadamente, subió mucho de peso, comenzó con intolerancia al gluten y lactosa, su sueño no era reparador y estaba irritable.

“Sentía que el trabajo que tanto amaba y al cual le dedicaba mucho de mi tiempo, de mi ser, empezó a ser todo lo contrario. Sentía que ya no podía”, cuenta Silvia.

Ricardo menciona que él ha llegado a asistir al trabajo sólo porque tiene que cumplir, “ya no es un ‘voy a esforzarme’, ‘voy a tratar de mejorar la atención a mis pacientes’, sino ‘vengo porque no me queda de otra’”.

Buscar ayuda profesional

El burnout también les ha repercutido en la retención de información y en la comprensión de ésta. A Silvia le afectó en el lenguaje y la memoria. “Un día de regreso a casa tuve un ataque de ansiedad muy fuerte y me cruzó por la mente morirme; para mí eso iba a ser lo mejor, me daría mucha paz. Ahí dije: ‘no, estoy muy mal’. Yo soy una persona que está a favor de la vida, de la alegría y eso ya no estaba en mí”, relata.

A raíz de ese evento decidió buscar ayuda. Actualmente lleva seis meses en tratamiento psiquiátrico, terapéutico y con una doctora bariatra.

“Había días que no me podía levantar. Mi tratamiento es farmacológico y me he esforzado en tener otras actividades. Soy voluntaria en una casa hogar, esto me ha ayudado mucho en la parte emocional y espiritual”, explica.

A Ricardo le dijeron que tenía síndrome de burnout en nivel intermedio y lo único que le sugirieron fue que hiciera ejercicio, comiera saludablemente, buscara amistades y no se aislara.

“Me está costando trabajo porque en ocasiones tengo que aislarme por la Covid o influenza,” comenta. Sin embargo, hacer actividades recreativas y tocar el teclado le han ayudado a sobrellevar esta condición.

Ambientes laborales saludables

Silvia considera que las empresas o fundaciones todavía no saben cómo manejar esta situación y lo más fácil es pedirle su renuncia a las y los trabajadores, como le ocurrió a ella. “Yo no podía decirle a mi jefe o jefa lo que tenía, porque en un principio yo tampoco lo sabía”.

“Como hombre te enseñan a no pedir ayuda, a no llorar y seguir adelante, pero te das cuenta de que eres un ser humano y dices hasta aquí. Por eso me gustaría decirles que no están solos. Busquen ayuda. A las empresas, líderes o políticos les comentaría que el bien más valioso es el capital humano”, concluye Ricardo Vázquez.

“El burnout es una banderita que te dice ‘para, la forma en la que estamos viviendo no es la mejor para nosotros. Necesitas respirar y reajustar tus rutinas y dinámicas’. Aunque hay días que crees que no lo vas a lograr, sí se puede, con mucho amor, comprensión y ayuda profesional”, finaliza Silvia Silva.

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