El envejecimiento es una de las mayores amenazas para su libertad e independencia que alguna vez haya conocido, tan solo por lo que hace a sus músculos.
Las hormonas corporales que intervienen en el mantenimiento de la masa muscular disminuyen con la edad y dado que los adultos mayores tienden a ser menos activos y comer menos proteínas, que son importantes para mantener los músculos fuertes, se enfrentan a más desafíos a medida que envejecen, explicó Brandon Grubbs, Ph. D., profesor asistente de ciencias del ejercicio y colíder del Positive Aging Consortium de la Middle Tennessee State University.
No solo eso, sino que las "células satélites" que intervienen en la reparación muscular se vuelven menos receptivas, según Grubbs, y las fibras musculares conservan menos de ellas. Por tanto, el crecimiento muscular también se vuelve más difícil.
Por suerte, existe un poderoso remedio: levantar pesas.
El ejercicio de fuerza ayuda a detener la pérdida de la función muscular que conlleva el envejecimiento, afirma Grubbs. "Estimula el crecimiento muscular y mejora la calidad de su tejido, lo que significa que puedes generar más fuerza con una cantidad determinada de músculo".
Las investigaciones demuestran que empezamos a perder músculo alrededor de los 35 años y el proceso se acelera a partir de los 60. Aunque muchos soñamos con planes divertidos para la jubilación, también perdemos hasta 3% de músculo al año.
Pero la pérdida de masa muscular a causa del envejecimiento, conocida como sarcopenia, afecta a algo más que el reflejo en el espejo. Puede influir enormemente en la salud y el bienestar.
La sarcopenia se ha relacionado con la diabetes de tipo 2, la hipertensión y la obesidad. Puede aumentar el riesgo de cardiopatías e ictus, y restarle años de vida a una persona. También pone en peligro la libertad de vivir solo, por no hablar de viajar, pasar tiempo con los nietos o hacer muchas de las cosas que hacen que la edad adulta sea alegre y satisfactoria.
La "fragilidad física", es decir, la debilidad, la lentitud, la pérdida de peso involuntaria y la fatiga, "está entrelazada con la sarcopenia", afirma Grubbs. Si el cuerpo empieza a debilitarse, también lo hace la capacidad de seguir con la vida cotidiana y hacer las cosas que nos gustan".