La enfermedad vascular cerebral (EVC), comúnmente conocida como ictus, ha surgido como una de las principales emergencias médicas neurológicas en México. Especialistas advierten sobre la importancia de una atención rápida y efectiva para evitar secuelas irreversibles o incluso la muerte.
El cerebro es un órgano de alta actividad metabólica debido a las múltiples funciones que desempeña. Es esencial que reciba un flujo sanguíneo adecuado para su correcto funcionamiento. Cuando este flujo se ve alterado, se produce una enfermedad cerebrovascular, como el accidente cerebrovascular (ACV).
El doctor Francisco Bejarano, neurointensivista de Hospital MAC Periférico Sur, destaca que los accidentes cerebrovasculares ocupan el séptimo lugar entre las principales causas de muerte en México. Por ello, se vuelve crucial aumentar la prevención y considerar factores de riesgo como la edad, la hipertensión arterial, la diabetes, enfermedades cardíacas, alcoholismo y tabaquismo.
Según datos de la Secretaría de Salud, la incidencia de ACV en México es de 118 por cada 100 mil habitantes, lo que suma aproximadamente 170 mil nuevos pacientes al año. Alarmantemente, el 20% de ellos puede fallecer en los primeros 30 días, y siete de cada 10 pueden quedar con alguna discapacidad. La prontitud en la atención es crucial, ya que cuanto más tiempo se interrumpe el flujo sanguíneo hacia el cerebro, mayor será el daño.
El Instituto Nacional de Neurología y Neurocirugía (INNN) informa que el 80% de los casos son de tipo isquémico, lo que significa que ocurre cuando una arteria se tapa, mientras que el resto es causado por una hemorragia cerebral debido a la ruptura arterial.
Por su parte, Marco Antonio Toledo Rivera, director médico del mencionado hospital, subraya la importancia de reconocer los síntomas, como la asimetría facial, la pérdida o alteración del habla y la disminución súbita de la fuerza muscular, que deben alertar a la población para buscar atención médica de inmediato.
Gracias a los avances médicos, las personas afectadas pueden acceder a tratamientos efectivos para destapar las arterias obstruidas, que son la causa subyacente de la enfermedad, a través de cirugías. Además, los estudios especializados por imágenes de los vasos sanguíneos del cerebro, realizados por neurorradiólogos quirúrgicos endovasculares, han mejorado significativamente el diagnóstico.
Una herramienta importante en este proceso es la sala de hemodinamia, equipada con diversos dispositivos que permiten obtener imágenes detalladas de las estructuras sanguíneas. Esto ayuda a confirmar el diagnóstico y a realizar el tratamiento más óptimo para cada paciente.