El consumo habitual de alcohol puede tener un impacto significativo en la presión arterial incluso en adultos que no padecen hipertensión, según un nuevo análisis publicado en la revista Hypertension, de la Asociación Estadounidense del Corazón (AHA, por sus siglas en inglés).
La investigación, que analizó siete estudios con más de 19.000 participantes adultos en los Estados Unidos, Corea y Japón, reveló que incluso aquellos que consumían sólo una bebida alcohólica al día mostraban un incremento de la presión arterial en comparación con aquellos que no tomaban en absoluto.
Los resultados destacaron la asociación entre la cantidad diaria ingerida y los aumentos en la presión arterial sistólica (el número superior en la medición, conocida popularmente como la “máxima”). Este indicador mide la fuerza contra las paredes de las arterias cuando el corazón se contrae y es un predictor importante del riesgo de enfermedad cardiovascular.
Para arribar a estos resultados, el análisis se basó en una evaluación de los gramos de alcohol consumidos en lugar de contar la cantidad de bebidas por vasos, copas u otra medida similar, lo que permitió a los investigadores evitar posibles sesgos debido a las variaciones en el contenido de líquido en cada recipiente según las costumbres de cada país.
“El alcohol ciertamente no es el único factor que impulsa los aumentos en la presión arterial; sin embargo, nuestros hallazgos confirman que contribuye de manera significativa. Se recomienda limitar el consumo y evitarlo es aún mejor”, destacó el investigador Marco Vinceti, autor principal del estudio y profesor de epidemiología y salud pública en la Facultad de Medicina de la Universidad de Módena y la Universidad Reggio Emilia, Italia.
El coautor del estudio, Tommaso Filippini, subrayó que la relación entre el consumo de alcohol y los cambios en la presión sanguínea a lo largo del tiempo fue más evidente en aquellos participantes con niveles iniciales más altos.
Es importante destacar que el control efectivo de la presión sanguínea se considera crucial para reducir, prevenir o retrasar el desarrollo de la hipertensión.
Los investigadores también encontraron que la presión arterial diastólica (el número inferior en la medición, conocida como la “mínima”) aumentó en relación con la cantidad de alcohol consumido, pero esta asociación se observó solo en hombres y no en mujeres. La diastólica mide la fuerza contra las paredes de las arterias entre los latidos del corazón y no es un predictor tan fuerte del riesgo de enfermedad cardíaca en comparación con la sistólica, dijeron los investigadores.
El estudio se basó en datos de siete grandes estudios observacionales realizados en diferentes países, con una amplia participación de adultos de diversas edades. Los investigadores analizaron la ingesta habitual de bebidas alcohólicas al inicio de cada estudio y siguieron los cambios en los niveles de presión sanguínea a lo largo del tiempo.
Así, pudo brindar un enfoque integral al evaluar los datos de salud de los participantes durante más de cinco años, y concluyó que el consumo habitual de alcohol puede tener un impacto perjudicial en la salud cardiovascular a lo largo del tiempo, incluso en aquellos que inicialmente no presentan hipertensión.
Los datos del estudio
- La presión arterial sistólica (número superior) aumentó 1,25 milímetros de mercurio (mm Hg) en las personas que consumían un promedio de 12 gramos de alcohol al día, aumentando a 4,9 mm Hg en las personas que consumían un promedio de 48 gramos al día.
El contenido de alcohol habitual en cada trago difiere en cada país y varía según el tipo de bebida. Para tener una mejor perspectiva, 12 gramos de alcohol sería equivalente a aproximadamente un vaso (240 ml) de cerveza con contenido alcohólico promedio, alrededor de 2 copas (150 ml cada una) de vino con contenido alcohólico promedio o un trago (44 ml) de licor destilado con contenido alcohólico promedio.