Y aunque la mayoría de las mujeres están familiarizadas con los problemas más comunes asociados a la menopausia (como los sofocos o la irregularidad de la regla), desconocen muchos otros posibles como la sensación de tener insectos caminando bajo la piel o el ardor en la boca.
Más aún: a muchas les resulta una verdadera sorpresa descubrir que todas estas afecciones pueden empezar a manifestarse muchos años de antes de dejar de menstruar.
Y es que los síntomas no comienzan con la menopausia, el término que se utiliza para definir el hito en la vida reproductiva de la mujer, que se alcanza oficialmente cuando pasa un año de la última regla, sino durante la transición hacia ella.
Esta transición es lo que se conoce médicamente como perimenopausia.
"He visto en mi práctica clínica a mujeres de 30 o 40 años que presentan síntomas claros de menopausia, aunque exámenes objetivos (recuento de óvulos, etc.) no parezcan mostrar que estén tan cerca", añade.
Bochornos y sequedad vaginal
Los síntomas a los que Santoro hace referencia son algunos de los más clásicos, que pueden aparecer durante el período de transición y perdurar años después de la menopausia.
Los que aparecen con más frecuencia son:
- Reglas irregulares: la menstruación puede espaciarse, tener lugar más seguido, con mayor o menor sangrado, hasta que finalmente desaparece.
- Bochornos: una suerte de calor repentino e intenso en la cara y la cabeza se extiende al resto del cuerpo y se prolonga por unos pocos minutos hasta desparecer tan rápidamente como vino.
- Sudoraciones nocturnas: hacen que una mujer se despierte en medio de la noche empapada en transpiración.
- Atrofia urogenital: un problema que, según le explica a BBC Mundo Paula Briggs, especialista en salud sexual y reproductiva, y presidenta de la Sociedad Británica para la Menopausia, "sufren el 80% de las mujeres" y "afecta la calidad del tejido genital". Esto causa sequedad en la vagina y puede provocar dolor e irritación durante el coito, así cómo un incremento en la necesidad de orinar y de las infecciones urinarias.
- Disminución de la fertilidad.
- Pérdida de densidad ósea: el cuerpo pierde masa ósea con más rapidez de la que la recupera, lo cual aumenta el riesgo de osteoporosis.
- Aumento de peso y cambio en su distribución de la grasa: "Hay un aumento de peso sin que haya aumento de la ingesta o disminución del ejercicio físico. Y la distribución del tejido adiposo se parece más a como se distribuye en los varones, acumulándose en la zona central", le explica a BBC Mundo Nicolás Mendoza, catedrático de Obstetricia y Ginecología de la Universidad de Granada y presidente de la Asociación Española para el Estudio de la Menopausia. "Es una adiposidad tipo manzana, cuando la adiposidad de la mujer tiende a ser tipo pera".
- Otros: muchas mujeres también notan pérdida de cabello, fragilidad en las uñas, dolores de cabeza y musculares, palpitaciones y calambres.