'Perseverancia, paciencia y constancia'.
José Eduardo Arellano es un ingeniero civil egresado del Tecnológico de Monterrey, sin embargo, gran parte de su experiencia laboral gira en torno a temas gastronómicos, pues hoy en día ha logrado un gran crecimiento en cuanto a estos temas dentro de la localidad, llegando ser el actual presidente de Cámara Nacional de la Industria de Restaurantes y Alimentos Condimentados (Canirac) en Monclova.
Al mantenerse trabajando ¿Cómo inició su labor profesional?
“Yo comencé desde abajo, tenía una constructora, pero en el año 1998 comencé a ver la necesidad creativa de lugares gastronómicos en la ciudad, yo mismo salía con mis amigos y no teníamos muchas opciones para poder salir de la rutina y divertirnos un rato. Posteriormente mi esposa y yo decidimos comenzar con este sueño, poniendo pequeños puestos de comida callejera, luego pusimos un restaurante pequeño, en donde ofrecíamos tacos en las noches, le llamamos “El Campanario”.
Tras no dudar en llevar a cabo sus objetivos ¿Cómo comenzaron a crecer?
“Todo fue gracias a la aceptación de la gente, comenzamos a crecer poco a poco, incluso, en el establecimiento comenzamos a incluir áreas como una terraza y un espacio para niños. Esto se puedo lograr gracias a las ganas y el gusto que siempre hemos tenido por estos temas”.
Ante su proceso de crecimiento ¿Se presentaron obstáculos?
“En nuestros inicios, comenzó muy fuerte el rumor de la suspensión de pagos de la empresa Altos Hornos de México, mi constructora trabajaba para la siderúrgica. Sin embargo, eso nos impulsó para poder abrirnos el camino por la industria de la gastronomía, lo que inició como un pasatiempo, en realidad fue una gran idea, pues como ya se temía, la suspensión de pagos llegó y la situación económica de la localidad se puso difícil, pero nuestro nuevo negocio fue un gran sostén para nosotros”.
Al comenzar ofreciendo solo tacos ¿Cómo fueron ampliando su menú?
“Tras solo ofrecer un platillo prácticamente, comenzamos a caer en cuenta que nos hacía falta un poco más de variedad, es decir, vender platillos un poco más elaborados y diferentes. Al seguir teniendo una gran aceptación por la sociedad monclovense, tuvimos la gran oportunidad de abrir otro restaurante, llamado “Tierra Santa” en el año 2001, y “El Campanario” comenzó a tener aún más repuesta positivas, por lo que conseguimos otro establecimiento más amplio, lugar en donde estamos actualmente y aunque muchos dudaban en este gran proyecto, gracias a Dios sigue trabajando como desde sus inicios”.
Tras comenzar a construir una gran variedad gastronómica en la localidad ¿Qué otros proyectos se propusieron?
“Nos dimos cuenta de que en la ciudad también hacían falta bares, un ambiente un poco más relajado y juvenil, y gracias a los ciudadanos hasta la fecha esta sigue siendo una de las mejores ideas, pues afortunadamente, nos esforzamos y logramos abrir el sport bar que es conocido como “Boruca”.
Al ser un éxito en la localidad ¿Lograron diversificarse?
“Afortunadamente, mi hijo logró culminar sus estudios y después se dedicó a apoyarnos, siguiendo con nuestros sueños de crecer y llegar a muchas personas. Con su apoyo, logramos abrir un restaurante “Tierra Santa” en Piedras Negras, el cual, también ha tenido buena respuesta. Sin embargo, no dejamos de lado el crecimiento dentro de Monclova, y muestra de ello ha sido poder abrir “Sukori Sushi”, enfocándonos en las necesidades y gustos de los ciudadanos y recientemente se puso el restaurante “Triple B”.
¿Cuál es su mensaje pera la sociedad?
"Con lo anterior, quiero mandar el mensaje de que si se pueden lograr los sueños, aunque hay que saber ser constantes, pacientes, perseverantes".