La enfermedad por hígado graso no alcohólico ahora se llamará enfermedad hepática esteatósica asociada a disfunción metabólica (MASLD), según la nueva nomenclatura adoptada por un panel de consenso global compuesto principalmente por investigadores y médicos especialistas en hepatología.[1,2]
La nueva nomenclatura, publicada en Hepatology, incluye el término genérico de enfermedad hepática esteatósica (SLD) que abarca tanto la enfermedad hepática asociada a disfunción metabólica (MASLD) como MetALD que incluye a pacientes con esta patología y consumo más de 140 gramos de alcohol por semana, en el caso de las mujeres, y 210 gramos por semana en el caso de hombres.[1]
Mientras que la esteatohepatitis asociada a disfunción metabólica (MASH), reemplazará el término esteatohepatitis no alcohólica (NASH).
La Dra. Mary E. Rinella, del University of Chicago Medical Center, en Chicago, Estados Unidos dirigió el grupo de consenso. Los cambios eran necesarios, argumentaron la Dra. Rinella y sus colaboradores, porque se podría considerar que los términos "enfermedad del hígado graso" y "no alcohólico" confieren estigma, a la par que la nueva nomenclatura refleja mejor la disfunción metabólica que ocurre en la enfermedad. Ahora las personas con enfermedad hepática esteatósica asociada a disfunción metabólica deben tener un factor de riesgo cardiometabólico, como la diabetes de tipo 2. Las personas sin parámetros metabólicos y sin causa conocida se clasificarán como enfermedad hepática esteatósica criptogénica.
Si bien la nueva nomenclatura conserva en gran medida las definiciones de enfermedades existentes, permite el consumo de alcohol más allá de los parámetros actuales para las formas no alcohólicas de la enfermedad. "Hay personas con factores de riesgo de enfermedad hepática esteatósica asociada a disfunción metabólica, como la diabetes de tipo 2, que consumen más alcohol que los umbrales relativamente estrictos que se usan para definir la naturaleza 'no alcohólica' de la enfermedad [y] están excluidas de los ensayos y de la consideración de los tratamientos", escribieron los autores.
Además, prosiguieron, "dentro de MetALD hay un continuo en el que, conceptualmente, se puede ver que la afección es predominantemente enfermedad hepática esteatósica asociada a disfunción metabólica o asociada al alcohol. Esto puede variar con el tiempo en un individuo determinado".
Sin embargo, los encuestados coincidieron de manera abrumadora en que incluso el consumo de alcohol moderado altera la evolución natural de la enfermedad y que los pacientes con un consumo superior al mínimo deben analizarse por separado en ensayos clínicos.
La nueva nomenclatura refleja un esfuerzo de 3 años que involucró a unos 236 panelistas de 56 países que participaron en varias rondas de encuestas en línea utilizando un proceso Delphi. También participaron pediatras, gastroenterólogos y endocrinólogos, así como algunos defensores de los derechos del paciente. Los cambios se basaron en una gran mayoría de opinión (67% o más), aunque el consenso sobre si el término "graso" era estigmatizante nunca alcanzó ese umbral. En las primeras rondas de encuestas, solo 44% de los encuestados consideró que la palabra "graso" era estigmatizante, mientras que la mayoría consideró que "no alcohólico" era problemático.
"Proporciones sustanciales de los encuestados consideraron que el término 'graso' era estigmatizante, de ahí su exclusión de cualquier nombre nuevo", escribieron la Dra. Rinella y sus colaboradores. "Aunque los profesionales de la salud quizá afirmen que los pacientes no expresaron esto antes, probablemente refleja que no hicieron la pregunta en primer lugar y el desequilibrio de poder en la relación médico-paciente". Los autores señalaron que la nueva terminología puede ayudar a crear conciencia en un momento en que se vislumbran nuevas terapias y se vuelve más importante identificar a las personas en riesgo.
Se planteó la cuestión de si las nuevas definiciones alterarían la utilidad de los datos anteriores procedentes de registros y ensayos. Sin embargo, los autores determinaron que alrededor de 98% de las personas registradas en una cohorte europea de enfermedad del hígado graso no alcohólico cumpliría con los nuevos criterios para enfermedad hepática esteatósica asociada a disfunción metabólica. "El mantenimiento del término y la definición clínica de esteatohepatitis asegura la retención y validez de datos previos de ensayos clínicos y estudios de descubrimiento de biomarcadores de pacientes con esteatohepatitis no alcohólica para que sean generalizables a individuos clasificados con enfermedad hepática esteatósica asociada a disfunción metabólica o esteatohepatitis asociada a disfunción metabólica bajo la nueva nomenclatura, sin impedir la eficiencia de investigación", explicaron.