Pero, en algunos casos, cuando estamos tomando ciertos medicamentos por la mañana, es mejor esperar un tiempo antes de ingerir la anhelada bebida.
Algunas medicinas se pueden tomar en distintos momentos del día, pero también se recomienda no hacerlo con líquidos que contengan cafeína.
"Hay aproximadamente unos 60 fármacos que pueden tener interacciones con la cafeína", le dice a BBC Mundo Antonio Javier Carcas Sansuán, profesor de Farmacología de la Universidad Autónoma de Madrid, aunque la mayoría de esas interacciones son moderadas.
Cuando tomamos un medicamento, este emprende un viaje por nuestro cuerpo y, una vez en el estómago o en el intestino, pasa a la sangre y después se distribuye por el organismo.
"Ese fármaco tiene que llegar al lugar donde ejecutará la acción para la cual se diseñó, su diana farmacológica", le dice a BBC Mundo Elena Puerta Ruiz de Azúa, profesora titular de Farmacología de la Universidad de Navarra.
Piensa en esa diana como el punto estratégico para tratar una dolencia, la proteína dentro de nuestro cuerpo -el receptor que el medicamento va a activar o a bloquear- sobre el cual ejercerá su efecto.
Y para que haga eso es necesario que se absorba y se distribuya eficientemente.
Después, ese medicamento tiene que metabolizarse, es decir, eliminarse del cuerpo y el principal órgano en ese proceso es el hígado, el encargado de depurar nuestro organismo.
Pero ¿qué pasa si el café se suma a todo ese viaje? Depende del fármaco y de su finalidad.
En el cerebro
Recordemos que la cafeína es un estimulante del sistema nervioso central, que puede provocar nerviosismo e hipertensión arterial.
Si hablamos de un fármaco dirigido a producir un efecto sedante o tranquilizante, la mezcla con el café o una bebida con cafeína va a ser perjudicial porque va a contrarrestar los efectos del medicamento.
Varios de estos fármacos pertenecen a la familia de las benzodiazepinas, que se usan en tratamientos, por ejemplo, de la ansiedad y el insomnio.
"La cafeína llegaría al cerebro a la vez que este fármaco", dice Puerta.
"Entonces, recibiría, por un lado, el estímulo de la cafeína y, por el otro, la acción relajante del medicamento: efectos opuestos".
"La administración de esos fármacos junto con bebidas ricas en cafeína está absolutamente desaconsejado porque estás tomando a través del café o la bebida de cola, una molécula que hace exactamente lo contrario a lo que los fármacos están tratando de lograr".
En el hígado
Además, algunos fármacos utilizan las mismas enzimas y proteínas que la cafeína para metabolizarse a nivel hepático, por lo que se produce una especie de interferencia que podría dar lugar a que el medicamento se acumule en el organismo más de lo necesario.
"Para algunos fármacos, quizás este aumento de concentración plasmática puede ser irrelevante porque tienen un margen de seguridad amplio, pero para otros muy específicos, como los que se prescriben para la esquizofrenia, en cuyo tratamiento es fundamental que las concentraciones del medicamento sean óptimas, puede suponer un riesgo", advierte la experta.
"Son fármacos que no da igual que haya un poco más de concentración. Puede ser peligroso que aumente".
La cafeína, señala Carcas, puede modificar el efecto de algunos fármacos al potenciarlo o al disminuirlo.
También hay medicinas que inhiben el metabolismo de la cafeína al bloquear la acción de la enzima encargada de dicho proceso.
Un ejemplo de eso son algunos antibióticos como las quinolonas.
"Lo que puede ocurrir es que ese medicamento inhiba o disminuya el metabolismo de la cafeína y, por lo tanto, haga que aumenten las concentraciones de cafeína en el organismo y que el efecto de la misma sea mayor", señala el profesor.
Cuestión de absorción
También se recomienda que algunos fármacos como, por ejemplo, el que se usa para el tratamiento del hipotiroidismo, se tomen con el estómago vacío.
"Es importante que la tiroxina se tome en ayunas, sin haber ingerido ningún alimento, ni café, y que se espere un tiempo antes de desayunar para favorecer la absorción completa del fármaco a nivel intestinal y conseguir así los niveles óptimos de la hormona en nuestro cuerpo", indica Puerta.
Y es que la presencia de alimentos en el estómago y en el intestino también puede potencialmente dificultar la absorción de determinados fármacos.