Recientemente, algunas mujeres han recurrido a las redes sociales para compartir fotos y videos de sus narices antes y durante el embarazo.
La tendencia, que se denomina "nariz de embarazo", ha puesto de relieve cómo esta parte del cuerpo en algunas mujeres se hincha y cambia de forma durante los meses de gestación.
No se sabe qué tan común es, ya que los niveles hormonales de las personas son diferentes y responden de manera diversa a los cambios del cuerpo
Corazón más grande
El corazón sufre una serie de cambios durante el embarazo para adaptarse al crecimiento del feto.
Los órganos abdominales se aplastan y se mueven para dejar espacio para el feto mientras se desarrolla, y como resultado el corazón se empuja hacia arriba del pecho.
Y no solo eso, el corazón también desarrolla músculos más gruesos y cambia de tamaño.
Esto se debe a que tiene que trabajar mucho más en este momento, latiendo hasta ocho veces más por minuto en comparación con antes del embarazo, para bombear el volumen adicional de sangre alrededor del cuerpo y hacia el bebé.
Cambios en el color de la piel
La mayoría de nosotros hemos oído hablar del "resplandor" del embarazo, que hace que la tez de la piel de algunas mujeres se vea más brillante.
En realidad, algunas personas embarazadas experimentan una condición conocida como melasma, que hace que la piel alrededor de los ojos, la nariz, el mentón y el labio superior se oscurezca.
Es una afección extremadamente común que se da en alrededor del 75% de las mujeres embarazadas, pero es más típica cuando la piel es de tez oscura. Estos cambios, por lo general, desaparecerán poco después del nacimiento o cuando dejen de amamantar.
Se desconoce la causa exacta del melasma en el embarazo, pero se cree que están involucrados los aumentos de estrógeno y progesterona.
Crecimiento (y caída) del cabello
Para muchas mujeres, su cabello crece y se ve más saludable durante el embarazo gracias al aumento de estrógeno en el cuerpo, lo que hace que los folículos pilosos permanezcan en modo de crecimiento.
Desafortunadamente, estos cambios hormonales afectan a todos los folículos pilosos, no solo a los de la cabeza.
Esto significa que el crecimiento del vello también puede ocurrir en lugares menos deseables durante el embarazo, incluido el labio superior, la parte superior de los muslos, el abdomen y la espalda, pero desaparecen después del parto.