A los 13 años, la modelo Kesia Nascimento, que ahora tiene 19, ya tenía un cuerpo más desarrollado que las niñas de su edad. Pero, a pesar de eso, aún no había tenido su primer periodo. "Mi mamá lo tuvo un poco más tarde y pensé que era normal. Decidimos esperar un poco más", dice la joven.
Con 15 aún no tenía la menstruación. Fue a la consulta médica y nada estaba fuera de lo común, no había manifestado ningún otro síntoma.
A los 16 el ginecólogo solicitó hacer algunas pruebas en las que no se se apreciaba ningún cambio. Pero, a causa de la pandemia, no fue posible llevarla a una evaluación con un profesional.
Un año después, cuando tenía 17 años, Nascimento se hizo hemogramas, ecografías transvaginales y otros exámenes ginecológicos. "La doctora torció el gesto en ese momento, porque las imágenes mostraban que yo no tenía útero ni canal vaginal", recuerda.
En ese momento, dice, bromeó con la profesional y le dijo que quería ser madre.
Descubrimiento del síndrome
Después de los exámenes, la consulta con la ginecóloga cambió para siempre la vida de Nascimento.
La doctora le explicó que la joven padecía el síndrome de Rokitansky, que hace que las mujeres nazcan sin útero y con la vagina corta.
"Cuando me dijo eso, estaba en shock. Nunca te esperas algo así. Estaba escuchando con mi mamá y, cuando la médica paró de hablar, fui al baño a llorar. Me sequé las lágrimas y volví", recuerda.
Al regresar a casa, Nascimento no encontró muchas respuestas sobre su condición y se sintió aún más frustrada. "Era todo muy científico. No había nada que tuviera un lenguaje accesible, para adolescentes", rememora.
Cuenta que tuvo ansiedad en ese periodo y, aunque no soñaba con la maternidad, sí vio estancada la posiblidad de ser madre.