José Emilio Fernández Levy, con sólo 19 años, se está encargando de resolver las trabas que impiden que la herencia de su madre, Mariana Levy, sea repartida entre sus tres herederos, pues este es un tema que ha generado muchos conflictos alrededor de la familia, por lo que el joven reconoce que no sólo está distanciado de María, su hermana mayor, sino que está disgustado con su padre, José María Fernández, "el Pirru", debido a que este lo acusa de haber solicitado una orden de aprehensión y otra de desalojo en su contra.
Esta tarde, José Emilio visitó el foro de "Ventaneando" para aclarar algunas dudas acerca de la situación legal que atraviesa la familia que vive algunos desacuerdos en torno a la repartición del patrimonio que su madre les dejó pues, desde que el joven cumplió 18 años, en julio del año pasado, comenzó a interesarse en los asuntos del testamento de Mariana, ya que cuando era chico tenía la idea de que, cuando cumpliera la mayoría de edad, se le entregaría el dinero que le corresponde y podría emprender su vida y tomar sus propias decisiones pero, lamentablemente, no fue así.
De acuerdo con el conocimiento que, empíricamente, ha ido adoptando al interesarse en materia de derecho, José Emilio considera que el proceso se ha ralentizado por la intervención del abogado de María que no ha cesado de meter más papeles en el juzgado, como es el caso de ampliaciones de inventario, apelaciones, nuevos amparos, entre otros, lo que ha causado fricciones entre los hermanos, esto debido a que, cuando se vendió la casa de su madre -en 2006-, ubicada en la zona residencial de Bosques de las Lomas, utilizaron parte del dinero que Mariana dejó a su primogénita para subsidiar los gastos relativos a la venta.
"Se usa parte del dinero de María para pagar los gastos de la casa; pagar predial y, todo esto, entonces ahorita lo que quiere María es que se divida todo entre tres y se le pague", explicó.
Sin embargo, José Emilio reconoció que a él no le daba buena espina el abogado de María, el cual, siempre está presente cuando los hermanos; María (27 años), Paula (21) y él, de 19 años, se han reunido para tratar de llegar a un acuerdo, pues considera que ha mal aconsejado a su hermana, sacando provecho monetario de la situación. "Desconfió mucho de él, los abogados se están haciendo ricos del dinero de mi hermana", consideró. Aunque también reconoció que las tensiones entre él y María se han aligerado a raíz de la muerte de su abuelita, Talina Fernández, pues durante el funeral de la conductora él se acercó a abrazarla en el intento de limar asperezas. "Estamos progresando en volver a confiar en nosotros", señaló.
De hecho, confesó que María cuenta con una cantidad de dinero que su madre le dejó exclusivamente a ella, pues llevó a cabo este trámite antes de tener a sus dos hijos más pequeños y ya no tuvo la oportunidad de renovar la repartición de ese seguro pues, como murió en un accidente, nadie se imaginaba que fallecería tan pronto, por lo que dijo comprender si su hermana no tiene la iniciativa de compartir parte de ese dinero con él y Paula, aunque reconoció que le gustaría que lo hiciera, pues él y su hermana se encuentran en una situación económica muy complicada, al grado, que ha tenido que vender comida para subsidiar sus gastos.
"Estoy trabajando de todo, estoy vendiendo tacos de canasta, vendiendo chilaquiles; ahorita, hace un mes, pudimos llegar a un acuerdo con la jueza de una mensualidad por dos, tres meses, en lo que llegábamos a tener un trabajo, pero esa mensualidad no me alcanza para pagar todos los gatos de la casa, que es mantenimiento, agua, gas, todo, más mi super, está bastante complicado", refirió.
Pero el joven no sólo ha estado conflictuado con su hermana mayor, sino que tuvo un fuerte pleito con su padre, que dejó adeudada la otra propiedad de Mariana Levy, en Sumiya, una zona muy costosa en el estado de Morelos, en la que comenzó a vivir, aprovechando que sus hijos eran menores de edad pero (en 2014), a lo largo de este tiempo, "el Pirru" descuidó la casa, al no pagar el mantenimiento que correspondía, por lo que, a la fecha, dejó un adeudo de un millón 200 mil pesos, lo que le generó que una jueza de control girara una orden de aprehensión y de desalojo de la casa; órdenes que el joven se percató que existían cuando se interesó en ir al juzgado e investigar cómo marchaba el caso.