El caso del cachalote encontrado en la playa de Nogales, en La Palma (Islas Canarias), con una piedra de ámbar gris de 9 kilos en su interior, revela una práctica sorprendente y desconocida en la industria de los perfumes.
Resulta que las secreciones biliares de estos cetáceos tienen un alto valor debido a su utilización en perfumes. El ámbar gris es altamente apreciado por su capacidad para retener olores y fragancias en los perfumes. Contiene ambreína, una secreción derivada del colesterol. Este ámbar es uno de los fijadores naturales más poderosos disponibles, y esto es esencial para la industria de los perfumes, ya que buscamos que una fragancia perdure y nos acompañe como nuestra ropa. Gracias al esta sustancia un perfume se mantiene vivo en nuestra piel durante horas, además de que el ámbar gris es capaz de unificar los matices olfativos. Lo común es que el ámbar gris sea expulsado por el cachalote y quede flotando en el mar. Es decir, no es fácil de encontrar y por eso tiene un precio elevado. Se estima que cada kilo tiene un valor entre 50.000 y 80.000 euros.
La piedra de ámbar encontrada dentro del cachalote en La Palma, con un peso de 9 kilos, podría valer más de medio millón de euros. El ámbar gris ha sido utilizado también por sus propiedades aromáticas, medicinales e incluso afrodisíacas (aunque esta última creencia fue temporal). En la antigua China, se empleaba para aromatizar el vino llamándolo "fragancia de saliva de dragón", y en Egipto todavía se utiliza para perfumar los cigarrillos. En términos medicinales, se le atribuyeron propiedades para combatir el asma y beneficiar al corazón y al cerebro. Debido a su elevado precio la industria ha logrado sintetizar una sustancia con un aroma similar para la perfumería.