La película Se7en tiene muchas razones para ser recordada. La obra de arte de David Fincher, de 1995, tiene una sombría ambientación característica que produce escalofríos a los espectadores, un concepto novedoso y, por supuesto, por ese "¿qué hay en la caja?" de Brad Pitt. No es el único misterio digno de mención de la estrella de Holywood en uno de sus films más icónicos; Pitt no dejó que nada se interpusiera entre él y su papel, ni siquiera una grave lesión en su brazo.
Se7en empezó a gestarse cuatro años antes de llegar a los cines, cuando Andrew Kevin Walker empezó a escribir la historia mientras vivía en Nueva York. Más tarde revelaría que fue "una época deprimente para mí", y su estado de ánimo se refleja en el ambiente sombrío en el que se desarrolla la película. El sombrío tema funcionó.
La película había empezado a tomar forma, con Brad Pitt, Morgan Freeman y Kevin Spacey completando el triángulo del reparto. Todo iba según lo previsto. Pero las cosas se torcieron. Sus problemas vendrían provocados por una extraña lesión de Brad Pitt. Pitt chocó contra un parabrisas mientras rodaba una escena de persecución en el plató, resbaló en el capó de un coche mojado por la lluvia, chocó contra el cristal y se rompió un tendón de la mano. Todo el episodio culminó con la visita a urgencias y varios puntos de sutura. Se7en parecía en peligro.
La estrella de 59 años, ya consagrada por aquel entonces –esto fue lo que cobró por su primer trabajo cuando todavía era un desconocido– estaba en el plató a los pocos días, y con muchas ganas. Tenía una escayola en la mano. Ese problema estaba resuelto. El novato detective Mills sufrió una lesión en un enfrentamiento con un villano. Hablando de la escena después, Kopelson dijo que "no tenía que romperse el brazo, pero eso es lo que hemos hecho. Incorporamos su lesión a la trama". El ganador del Oscar por 'Once Upon a Time in Hollywood' demostró su compromiso, y el resto es historia del cine.