Un nuevo estudio en la prestigiosa revista científica 'The BJM' sugiere que los suplementos de vitamina D están asociados con un riesgo reducido de enfermedad cardiovascular. Más específicamente, el estudio señala un menor riesgo de sufrir ataques cardíacos.
Hasta ahora, los beneficios de la vitamina D, presente en alimentos tan comunes como el atún, el cerdo, el salmón, la yema de huevo, la leche vegetal y el zumo de naranja, se han asociado con la salud de los huesos y articulaciones, manteniendo una flexibilidad, resistencia y calidad óseas óptimas. Además, contribuye al fortalecimiento del sistema inmunológico y a la prevención de diversas enfermedades.
Un déficit de este micronutriente puede ocasionar problemas de salud, como un mayor riesgo de osteoporosis, es decir, pérdida de densidad ósea y, por lo tanto, mayor probabilidad de sufrir fracturas. Además, se asocia con bajos niveles de calcio en la sangre, debilidad muscular, dolor, enfermedades reumáticas e incluso osteomalacia, una afección que debilita los huesos.
Además, algunos estudios sugieren que la falta de vitamina D puede aumentar las posibilidades de desarrollar diabetes, enfermedades autoinmunes, deterioro cognitivo, esclerosis múltiple, ciertos tipos de cáncer, depresión o hipertensión, entre otros, aunque se necesitan más investigaciones al respecto.
Si bien la deficiencia de vitamina D no representa un problema grave para la mayoría de los adultos, puede ser preocupante en ciertos grupos de población, como los mayores de 65 años, mujeres embarazadas y niños.
La mayoría de la vitamina D se produce en la piel mediante la exposición solar y se completa su síntesis en el hígado y los riñones, mientras que otra parte se obtiene a través de la alimentación. Para evitar deficiencias, es importante exponerse al sol de manera controlada para evitar riesgos relacionados con la radiación ultravioleta. El tiempo de exposición necesario varía según la época del año, la hora, la latitud y el tono de piel. Por ejemplo, en enero serían necesarias aproximadamente dos horas de exposición, en octubre bastarían 30 minutos y durante los meses de abril a agosto, tan solo diez minutos. En general, se considera que 20 minutos de exposición al sol, con el rostro y las manos descubiertas, tres veces al día serían suficientes.