Fidencio Valencia, tío de los menores, habla sobre lo que sucedía en la familia antes del accidente de la avioneta en que viajaban y en el que murió su madre.
Una vida digna para los niños. Eso es lo que Fidencio Valencia, tío abuelo de los menores indígenas que fueron rescatados en las profundidades de la selva del Guaviare, quiere para sus sobrinos, pues detrás del "milagro" que fue noticia en todo el mundo hay una historia de dolor, maltrato e injusticia.
De acuerdo con su familia, Magdalena Mucutuy, la madre de los niños y quien murió en el accidente de la avioneta Cessna 206, sufrió en silencio años de violencia en su hogar. Una violencia que también habrían padecido sus cuatro hijos: Lesly, de 14 años; Soleiny, de 9, Tien Noriel, de 4, y Cristin, quien cumplió un año estando en la selva.
La mayor de ellos, según su tío, admitió que Miller Manuel Ranoque, su padrastro, había intentado abusar de ella en varias ocasiones. Fidencio comentó que la comunidad muinane, meses antes del accidente de la aeronave, ya sabía lo que pasaba en la casa de Magdalena, de 33 años, quien en un principio negó los presuntos abusos a los que estaba expuesta por miedo.
“Cuando le preguntaron si él le pegaba ella lo negó. Luego le dijeron a la niña de 13 años, quien también dijo que eso no era verdad. Fue hasta que la llevamos a una quebrada con las mujeres de la familia y le volvimos a preguntar. Allá admitió que Manuel había intentado abusar de ella”, dijo Fidencio a El Tiempo.
El tío agregó que incluso la niña se había planteado “ingresar a la guerrilla” por la difícil situación que atravesaba en su hogar. Por ser la mayor, tuvo que hacerse cargo de sus hermanitos en varias ocasiones, mientras su mamá trabajaba.