Virginia Sendel recuerda que se reunía periódicamente, a través de videollamada, con amigas hoy emblemáticas de la pantalla mexicana como Talina Fernández y Lolita Ayala.
Por esa vía es que Talina, quien falleció este miércoles a los 78 años luego de ser hospitalizada a causa de su leucemia, les compartía avances sobre su estado de salud, manteniendo hasta el final su sentido del humor.
“Nos había dicho desde antes, tanto a Lola como a mí, que tenía un problema con la sangre”, comparte Sendel en entrevista
“Hasta hizo una broma porque se llamaba (su enfermedad) algo así como ‘refractario’ y ella dijo que Pyrex (la marca de productos de vidrio) la iba a demandar porque su enfermedad se llamaba refractario no sé qué. Ese era el tipo de ingenio que tenía Talina para todo”, añade.
Para Virgina la partida de Talina significa perder una amistad de 50 años en donde también crearon lazos sus hijos y nietos por lo que comparte que será difícil acostumbrarse a no tener su sentido del humor, inteligencia y forma de ver las cosas.
La periodista detalla que antes de que la hospitalizaran notaba a Talina bien, además confiaba en que siempre se recuperaba muy rápido. Sin embargo esta vez fue diferente.
“Tuvo enfermedades fuertes y salía adelante de todas y su sentido del humor la ayudaba y era una fortaleza también que siempre tuvo. Es una persona que resolvía casi todos los asuntos.
“Todas (las amigas) tenemos más o menos la misma edad, sabíamos que en algún momento nos tenía que tocar a una. A esta edad ya pasas por un chorro de enfermedades entonces nuestras conversaciones eran de medicinas, curas y vacaciones, pero nos divertíamos mucho, viajamos mucho”.
La mente privilegiada de Talina Fernández
Algo que destaca Sendel es que la conductora de televisión era una persona muy preparada y con una mente privilegiada, misma que conservó hasta el final.
"Lo que leía Talina lo veía una sola vez, se le quedó hasta los últimos segundos de su vida, que es un privilegio poder ser así, y ella le sacaba mucho jugo a esos conocimientos que tenía. Oía una canción y te podía narrar la vida del autor en dos segundos, se la sabía", explica.
“Aprendías mucho con ella, te divertías mucho con ella y gozó la vida, tuvo tres hijos maravillosos y hasta ahí llegamos. Era un ser singular, irrepetible en su entrega a sus amistades, en sus ganas de ayudar siempre a alguien. Una verdadera amiga”.