El estado de Turingia, donde se encuentra Sonneberg, fue una de las primeras bases de poder del Partido Nacionalsocialista de Adolf Hitler
Berlín. El gobierno alemán llamó a la población mantener valores, como la tolerancia y el respeto, bajo los cuales está formado el país, luego de que un partido de ultraderecha ganó por primera vez las elecciones por el gobierno de un distrito.
Alternativa para Alemania (AfD), que ha estado bajo el escrutinio de los servicios de seguridad por sus vínculos con extremistas, ganó una segunda vuelta electoral el domingo en el distrito de Sonneberg, a unos 180 kilómetros (112 millas) al este de Fráncfort.
Un portavoz del canciller Olaf Scholz se negó a comentar directamente sobre el resultado de las elecciones locales, pero dijo que era importante tomar en serio las preocupaciones de la gente y participar en “discusiones civilizadas”.
“Nuestro país está formado por valores como la justicia, la tolerancia, la decencia y el respeto”, dijo Steffen Hebestreit a los periodistas en Berlín. “Esto debe ser cultivado y practicado una y otra vez”.
La victoria del candidato de Alternativa para Alemania, Robert Sesselmann, contra un rival de centro-derecha fue duramente criticada por activistas contra el racismo y otros grupos.
"Estamos camino de ser un partido de masas. Podemos hacer historia el año que viene", advirtió Sesselmann, abogado laboral de 50 años y con apenas cuatro en el partido, en su triunfal noche electoral, el domingo.
Charlotte Knobloch, sobreviviente del Holocausto y presidenta de la Comunidad Judía de Múnich, dijo que los votantes de Sonneberg habían tomado “una decisión peligrosa”, pero agregó que las autoridades a nivel federal y estatal también eran responsables del resultado.
Alternativa para Alemania se fundó hace una década y entró al Parlamento por primera vez en 2017 luego de una campaña contra los inmigrantes en respuesta a la afluencia de refugiados a Europa durante los años anteriores.
El reciente ascenso del partido en las encuestas nacionales, entre el 18% y el 20%, ha desconcertado a los principales partidos en un país donde la popularidad del fascismo durante las décadas de 1920 y 1930 sigue siendo un tema central en las escuelas.
El estado de Turingia, donde se encuentra Sonneberg, fue una de las primeras bases de poder del Partido Nacionalsocialista de Adolf Hitler, luego que se convirtiera en parte del gobierno estatal allí en 1930.
La segunda vuelta en ese pequeño distrito había despertado una notable expectación en Alemania, en un momento en que la ultraderecha se ha disparado a la segunda posición a escala nacional, con un 19% de los votos.
La primera posición la ocupan los conservadores, primera fuerza de la oposición e integrada por la Unión Cristianodemócrata (CDU) y su hermanada Unión Socialcristiana de Baviera (CSU), a las que se pronostica un 29 % de los votos, en caso de celebrarse ahora elecciones generales.
Al Partido Socialdemocrata (SPD) del canciller Olaf Scholz se le estima una intención de voto del 17 % a escala nacional, mientras que a sus socios de tripartito, los Verdes y el Partido Liberal (FDP), obtendrían un 15 y un 6 %, respectivamente.
Hasta ahora, la AfD ha sido excluida como aliado en una coalición el resto del espectro parlamentario, incluidos los conservadores, cuyo líder actual, el derechista Friedrich Merz, rechaza toda cooperación con ese partido.