Es muy posible que todos, en algún momento de nuestra vida, experimentemos una infección de las vías urinarias.
Puede afectar diferentes partes de las vías urinarias y las mujeres tienen una probabilidad mayor de padecerla, según los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos. ¿Estás familiarizado con los factores de riesgo específicos?
¿Qué es una infección urinaria?
Las infecciones del tracto urinario (ITU), también conocidas como infecciones del tracto urinario, ocurren cuando los microorganismos ingresan al tracto urinario que consiste en la uretra, la vejiga, los uréteres y los riñones.
En la mayoría de los casos, la orina es estéril, lo que significa que no contiene bacterias. Cuando los organismos externos ingresan al tracto urinario, causa una infección. Las bacterias son la causa más común de infecciones urinarias, aunque las infecciones por hongos son poco comunes.
Hay varios tipos de infecciones urinarias, según la ubicación de la infección. La más común es la cistitis, que ocurre en la vejiga. La mayoría de estos casos son causados por Escherichia coli (E. coli), un tipo de bacteria que se encuentra comúnmente en el intestino.
La uretritis se refiere a la infección en la uretra, mientras que las infecciones renales se conocen como pielonefritis.
Según la Secretaría de Salud de México, las infecciones urinarias son más comunes en mujeres que en hombres debido a las diferencias anatómicas. Las mujeres tienen una uretra más corta, que está más cerca del recto.
Cuáles son los síntomas
Los síntomas de esta enfermedad contemplan una necesidad constante de ir al baño aún cuando la vejiga esté vacía; sensación de ardor, dolor o dificultad al orinar; cambio de color y olor anormal en la orina; y, en ciertos casos, presencia de sangre y fiebre.
Cosas que te pueden provocar una infección urinaria
Existen hábitos y condiciones de salud que aumentan el riesgo de sufrir una IVU. Algunas de las siguientes posibles causas seguramente no las tenías tan presentes o, simplemente, desconocías que lo eran.
- No beber suficiente agua. Tomar agua ayuda a que la orina se diluya y, con esto, la micción aumenta, lo que permite expulsar bacterias de la orina que quieren llegar a la vejiga.
- Beber demasiadas bebidas azucaradas. Dichas bebidas fomentan el crecimiento de bacterias, ya que éstas se alimentan de azúcares.
- No mantener buenas prácticas de higiene íntima.
- No vaciar la vejiga después de tener relaciones sexuales con coito.
- Utilizar métodos de limpieza o productos irritantes como duchas y talcos vaginales.
- Retener la orina por tiempos muy largos. Esto ocasiona que terminemos con una gran cantidad de orina residual en la vejiga, lo cual prepara el escenario para que las bacterias se acumulen en ésta, provocando una infección.
- Utilizar ropa interior ajustada o materiales que no sean de algodón.
- Limpiarse de manera incorrecta. Podemos llevar las bacterias del ano hacia la uretra o vejiga.
- Lesiones en la médula espinal o daños en otros nervios que dificultan la micción.
- La diabetes y otras enfermedades que debiliten al sistema inmunológico, por ende, disminuye la respuesta ante las infecciones.
- Catéteres.
- Cambios hormonales en las mujeres, como el embarazo o la menopausia, que pueden facilitar la acumulación y propagación de bacterias.
Si sospechas de una infección en el sistema urinario, te aconsejamos visitar al médico para que determine el tipo de infección y puedas recibir el tratamiento adecuado.