Cómo manejar a un jefe que te grita

Te presentamos algunas formas de enfrentar a un jefe que te grita.


Todos enfrentamos estrés laboral, sin importar nuestro cargo. No se justifica que un jefe grite ni es algo que debamos aceptar. Lamentablemente, ocurre con frecuencia en muchos entornos laborales y debes estar preparada para enfrentarlo.

¿Cómo lidiar con un jefe que te grita?

Cuando eso ocurre, nos damos cuenta de lo complicado que es saber cómo reaccionar, qué decir y qué hacer, porque sobre todo es una figura de autoridad y es natural no desear problemas en el trabajo.

En ese momento, es posible que los sentimientos de impotencia, pesar, ira e incluso tristeza estén a flor de piel.

Por lo tanto, reflexionar sobre qué hacer a veces resulta difícil debido a la delicadeza de la situación. Sin embargo, aquí te presentamos algunas recomendaciones para manejar a un jefe que te grita.

 

1. Una agresión nunca estará bien; NO la normalices

Antes de responder, debes tener siempre esto en cuenta. Sin importar la razón o si cometiste un error, según The Power Moves, nunca está bien que alguien te falte al respeto y menos aún que te haga sentir indigna. Los errores nos suceden a todos.

Si los gritos ocurren a menudo o se convierten en una agresión directa hacia ti, lo que debes hacer es informarlo de inmediato a una figura de autoridad superior o al departamento de Recursos Humanos.

 

2. Mantente serena y tranquila

Alzar la voz y generar temor, señala The Power Moves, revela un liderazgo deficiente. Por ello, sugiere esperar a que la figura de autoridad termine de gritar para reaccionar de manera adecuada.

Por lo general, según LinkedIn, cuando una figura de autoridad está gritando, suele ser debido a que ha alcanzado su límite. Se siente atrapada por el problema que enfrenta y puede haber perdido la racionalidad al confrontarlo.

Ante esto, mantén la calma, pero expresa tu punto de vista. Informa a tu superior si está equivocado. The Power Moves recomienda mantener una postura erguida, con los hombros hacia atrás, sin bajar la mirada.

Evita desafiar o insinuar un desafío a la autoridad en todo momento. También evita hablar de manera vengativa. Mantén la objetividad y explica tus argumentos, señala LinkedIn.

 

3. Que la prudencia sea tu aliada

Después de escuchar atentamente el regaño, mantente firme y deja claro que no estás de acuerdo con el regaño o con la forma en que la otra persona se dirige a ti, exigiendo una disculpa.

Según el portal de LinkedIn, no importa lo que esté sucediendo, ya sea culpa tuya o algo fuera de tu control, trata de ofrecer una solución.

Aunque reaccionamos de diferentes maneras, la forma en que podemos manejar a un jefe que nos grita es intentar hablar con calma con la persona, explicándoles cómo te impactaron los gritos y esperar su respuesta.

 

4. No grites de vuelta

A pesar de estar molestos en ese momento, no es recomendable gritar. Tracie Sponenberg, experta en recursos humanos, sugiere en el portal Refinery29 que no te involucres ni respondas con gritos, y no te rebajes a su nivel. Gritar en ese momento puede ocasionar más problemas que soluciones.

Si tus emociones te impiden tener una conversación en ese momento, lo mejor que puedes hacer es retirarte de la situación y comunicar a la otra persona que continuarán la conversación en otro momento, cuando estén dispuestos a hablar de manera más respetuosa y apropiada.

Incluso puedes solicitar una reunión privada y suspender la que está en curso; la idea es poder hablar tranquilamente más adelante y establecer tus límites.

Cualquiera que sea la decisión que tomes, siempre recuerda preservar tu integridad como persona. Si el comportamiento es frecuente, considera presentar un informe.

Recuerda que, si deseas presentar un informe, las organizaciones suelen tener algún código de conducta o políticas laborales respetuosas.

 

5. Sé directa y concisa

Si te preguntan algo, responde de forma directa y serena, sin titubear. Si fue tu error, evita excusas y acepta el error. No justifiques ni normalices la forma en que te hablan. Simplemente admite el error, pide disculpas y explica cómo lo solucionarás.

No permitas que el incidente se olvide. Aunque se resuelva, habla sobre ello después, establece tus límites y asegúrate, en la medida de lo posible, de que no se repita.

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