Dani Ceballos se convirtió en el protagonista del tramo final del Sevilla-Real Madrid. El utrerano recibió una fuerte y fea entrada de Marcos Acuña que provocó la roja directa del argentino, con quien ya había tenido sus más y sus menos.
Lógicamente, la grada se puso a favor de su futbolista, lo que unido al pasado bético de Ceballos y a que hizo de todo menos esconderse tras la roja de Acuña, provocó que se desataran las hostilidades en su contra. Cada vez que tocó la pelota, fue abuceheado por la totalidad de la grada del Sánchez Pizjuán e insultado desde sectores muy determinados.
En previsión de una posible sanción, que a la vista de los antecedentes se puede dar por segura, el Sevilla mandó un mensaje a través de los marcadores instando a animar sin insultar. Si tuvo algún efecto, no se apreció.