Después de una mala racha y despistado por sus compromisos en la Champions League, el AC Milán volvió a la realidad de la Serie A, y se reencontró con el triunfo, claro, ante el colista ya descendido, el Sampdoria (5-1), para volver a la carrera por una plaza en la próxima Liga de Campoens, liderado por el español Brahim Díaz y los goles del francés Oliver Giroud.
Fue providencial el encuentro frente el cuadro genovés de Dejan Stankovic para estimular el ánimo rossonero. El Sampdoria languidece desde hace tiempo resignado a su adiós a la máxima división del futbol italiano. Facilitó la fragilidad visitante el levantamiento del equipo de Stefano Pioli, apartado de la Final de la Champions por el Inter, con el que volvió a perder el martes.
Aprieta el Milán, que a falta de dos jornadas se ha situado a un punto de la Lazio, cuarto, y a dos del Inter, tercero, que todavía tiene que jugar sus compromisos de la trigésima sexta jornada.
Pronto comenzó el festín
Fue un trámite en realidad el compromiso para el local, que contó con la voracidad de Oliver Giroud, autor de tres de los goles, y también con el buen nivel de Brahim Díaz, autor de las dos primeras asistencias y de otro de los tantos.
De las botas del exjugador del Real Madrid salió un estupendo pase al espacio hacia Rafael Leao, que culminó a la perfección ante Nicola Ravaglia. Fue el dueño del partido el cuadro de casa, que se topó con un inesperado empate, en el 21’, en una acción aislada, atrevida, del once de Stankovic.
Una gran carrera por la banda derecha de Alessandro Zanoli terminó con un centro hacia atrás donde esperaba, solo, Fabio Quagliarella, que no perdonó ante Mike Maignan.
Pero fue un espejismo, porque tardó el rival tres minutos en enderezar el marcador de nuevo. Nació en un saque de esquina, en corto, que llegó a Brahim, que envió la pelota al área. Lo cazó Giroud que, con la cabeza, volvió a batir a Ravaglia.
Y antes de la media hora, con la Sampdoria superado, llegó el tercero por un derribo de Koray Gunter a Rafael Leao en el área. Penalti que transformo Olivier, autor de su segundo tanto, el tercero de su equipo que, con esta renta, alcanzó el descanso.