José Mourinho lo ha vuelto a hacer. Por segundo año consecutivo, la Roma disputará una final continental. El vigente campeón de la Conference League hizo valer su oficio y disciplina defensiva para eliminar en las semifinales de la Europa League al Bayer Leverkusen de Xabi Alonso. De más a menos, el equipo de la aspirina fue incapaz de batir a Rui Patricio (0-0) y acabó descentrado por las pérdidas de tiempo del cuadro italiano.
Partido de la vuelta de las semifinales de la Europa League disputado en el BayArena de Leverkusen.
Obligado a remontar el 1-0 de la ida, el conjunto alemán asumió la iniciativa desde la raíz frente a una Roma agazapada en campo propio. El punto de partida previsto. Pero a diferencia del primer asalto, el Leverkusen pudo correr de inicio. Wirtz ejercía de lanzador y Diaby de estilete. El primer aviso salió desviado, el segundo pegó en el larguero.
El susto hizo recular aún más a la Roma. Bajo la batuta del talentoso Wirtz, los de Xabi Alonso se asociaban por dentro y saludaban con timidez a Rui Patricio desde el balcón del área. El luso blocó tres tiros de Demirbay y un cuarto de Azmoun. Con el avance del crono, la Roma ralentizó el ritmo del rival, con pérdidas de tiempo y otros trucos, y se marchó al descanso sin sobresaltos.
Por si faltaba cemento, Mourinho llamó a Wijnaldum en sustitución de Belotti. Le beneficiaron los lumbreras locales, que con el humo de sus bengalas detuvieron el partido durante algunos minutos. Ya le iba bien a la Roma. Su plan era que no pasara nada. Y las interrupciones eran constantes. El Leverkusen mordió el anzuelo, cayó en la frustración. Con todo, pudo forzar la prórroga en un chut de Azmoun que se marchó cerca del palo. Y con él, el sueño germano.