Nante Niemi fue a acampar con su familia en Michigan, pero las cosas no salieron como pensaba
Nante Niemi estaba de campamento con su familia en un parque en Michigan, pero se perdió mientras recogía leña
Una costumbre de Nante Niemi, de ocho años de edad, le salvó la vida: comer nieve. El pequeño fue a acampar con su abuelo y tres tíos al Parque Estatal de Porcupine Mountais Wilderness y el sábado, alrededor de las 13:00 horas, decidieron ir a recoger un poco de leña.
“Mi tío me dijo que volviera al campamento. Y yo no pude decirle: 'No sé todo el camino de vuelta al campamento', porque él ya había dado la vuelta y se había marchado. Intentaba ir en diagonal hacia la parte de donde veníamos, y acabé junto a un río. Ni siquiera estaba cerca de la parte por donde subimos al principio", dijo Nante al diario ABC News.
El pequeño se dio cuenta de que estaba perdido y sus familiares también, en cuanto llegaron al campamento y no lo localizaron. De inmediato, iniciaron la búsqueda, pero no lo encontraron. “Decidieron pedir ayuda”, afirmó Jessica Buerger, la madre de Nante, al medio.
Unas 300 personas se sumaron a la búsqueda en el parque. “Es un terreno muy accidentado y montañoso. Y, en esta época del año, con el deshielo y la lluvia que hemos tenido, había mucha agua estancada y los ríos estaban muy crecidos”, dijo el teniente de la Policía Estatal de Michigan Jason Wickstrom.
“Me preocupaba el frío y que estuviera solo en la oscuridad, llorando”, dijo Jessica. Sin embargo, Nante mostró una gran valentía.
El pequeño contó a ABC News que durante los dos días que estuvo perdido, se enfocó en pensar cosas positivas para no caer en pánico. “Recé para que me encontraran y no quedarme aquí el resto de mi vida”, confesó.
Nante no titubeó cuando empezó a sentir hambre. “Solo comí nieve, porque suelo hacerlo en invierno", dijo.
Contó que la primera mañana vio un helicóptero y comenzó a gritar y agitar las manos en el aire. Pero a pesar de sus esfuerzos, “no me vieron”, lamentó.
Dormía bajo las ramas, siempre alerta ante cualquier peligro. Al segundo día, oyó ruido. “Oí a gente gritando mi nombre. Y vi una cosa verde colgando. Luego vi a alguien. Corrí directamente hacia ellos”, dijo Nante.
Cuando se reunió con su familia, lo primero que hizo es comer una barra de chocolate y un sándwich. “Sabía bien”, aseguró.
A pesar de la difícil experiencia, Nante dijo que sí volvería a acampar. “Pero la próxima vez me prepararé un poco mejor”.