¿Qué haces para llamar a un gato al que no conoces? La mayoría recurrimos al socorrido pspspspsps, pero resulta que la clásica llamada gatuna no es la mejor manera de aproximarnos a un minino. De hecho ni siquiera es universal. Un equipo de investigadores en Francia apuesta por la doble llamada: señales visuales y auditivas.
El estudio ha sido llevado a cabo por investigadores del Laboratorio de Etología Comparada y Cognición de la Universidad de Nanterre, en París. La coordinadora del estudio, Charlotte de Mouzon lleva años estudiando las interacciones entre gatos y seres humanos. El pasado mes de octubre, por ejemplo, Mouzon publicó un estudio que confirmaba que los gatos saben perfectamente cuándo les estamos hablando a ellos (otra cosa muy diferente es que decidan hacernos caso).
Mouzón y su equipo se habían centrado hasta ahora en las interacciones vocales entre personas y gatos. No en vano los gatos solo nos maullan a nosotros y rramente lo hacen para comunicarse entre ellos. Pero cuando los seres humanos nos relacionamos entre nosotros no usamos solo la voz, sino que combinamos esta con muchas más señales visuales como expresiones o gestos. Por eso, su último estudio combina diferentes métodos de comunicación para tratar de responder a una pregunta: “¿A qué dan más importancia los gatos cuando tratamos de comunicarnos con ellos?” Se pregunta Mouzón en un correo remitido a Gizmodo. “Esa fue precisamente la pregunta inicial de la investigación”.
Para esa investigación, Mouzon acudió a un café de gatos, uno de esos establecimientos que nos ha traído la modernidad en los que literalmente puedes tomarte un café mientras socializas con mininos. Allí interactuó de cuatro maneras diferentes con 12 gatos que previamente se habían acostumbrado a su presencia. A varios los llamó solo mediante señales vocales, a otros los llamó solo mediante gestos. Un tercer grupo de mininos fue llamado mediante señales vocales y gestos simultáneamente, mientras que el cuarto grupo, el grupo de control, fue ignorado completamente.
Los resultados son fascinantes. Para empezar quedó bastante claro que la mejor manera de que los gatos acudan más rápido es usar la voz y los gestos simultáneamente. Sin embargo, el estudio ha revelado que los gatos acuden más rápidamente ante estímulos visuales que ante los auditivos, lo que en cierto modo contradice el estudio anterior de la investigadora que explica como los gatos reconocen nuestra voz. La hipótesis ahora mismo es que los gatos no reaccionan de la misma manera ante su propietario (un humano de sobra conocido y en el que confían) que ante un extraño. “No es lo mismo para un gato comunicarse con su dueño que comunicarse con un ser humano con el que no está familiarizado”, explica Mouzon. “Por una parte es agradable obtener los resultados esperados, pero a veces es agradable obtener resultados inesperados porque permiten formular nuevas hipótesis para tratar de descubrir qué está pasando”.
Otro detalle interesante es el movimiento de la cola. A diferencia de los perros, los gatos mueven la cola de un lado a otro como un indicador de estrés o incomodidad. Pues resulta que los dos escenarios en los que los animales más mostraron esta incomodidad fue en las llamadas solo vocales y cuando fueron ignorados. Parece que recibir llamadas vocales de un extraño al que no conocen despierta cierto escepticismo en el animal. Por otro lado, ser ignorados por una persona que antes les ha hecho caso y con la que se supone que se han reunido para interactuar genera estrés en los mininos por la incongruencia de la situación igual que generaría estrés en un ser humano el ser ignorado. En el caso de los gatos este estrés probablemente tenga que ver con el no ser capaces de interpretar las intenciones del humano en la misma habitación y si este constituye una amenaza o no.
Un último detalle interesante es que el famoso pspspsps que usamos en el mundo hispanohablante y anglosajón no es para nada universal. En Francia se utiliza una llamada que se parece mucho más al sonido de besar. El siguiente paso de los investigadores es repetir el experimento con gatos domésticos y sus dueños para estudiar las diferencias entre usar distintos modos de comunicación.