La Starship de SpaceX se convirtió en el cohete más alto y potente de la historia al elevarse sobre el Golfo de México el pasado 20 de abril, pero las cosas empezaron a salirse de control cuando el vehículo alcanzó los 40 kilómetros de altura.
El cohete de dos etapas construido en acero al sureste de Texas acabó autodestruyéndose en un descenso interminable, pero no fue hasta que se despejó la gigantesca nube de polvo que había dejado en tierra cuando vimos que creó un cráter en la plataforma de lanzamiento, disparando trozos de hormigón y arena en un radio de 10 km. Después de varios días de silencio, Elon Musk ha convocado un Twitter Spaces para explicar lo que sucedió.
Tras un lanzamiento abortado el 17 de abril, Elon Musk cumplió su deseo de lanzar la Starship el día 20 (4/20 para los consumidores de cannabis).
Fue un despegue demasiado lento. El enorme cohete tardó cinco segundos en separarse de la plataforma de lanzamiento, lo que —visto en perspectiva— resultó excesivo para la plataforma de acero y el suelo de hormigón.
SpaceX modificará la secuencia de arranque del cohete de manera que comience a elevarse en la mitad de tiempo: dos segundos y medio después del encendido.
SpaceX decidió apagar tres motores que no estaban funcionando correctamente antes del despegue. El mínimo para lanzar la Starship son 30 de 33 motores, pero la posición de los tres motores apagados (uno en el interior y dos en la parte exterior) hizo que el cohete se desplazara ligeramente en horizontal.
Elon Musk ve el lado bueno en este desplazamiento porque evitó erosionar todavía más la plataforma. El anillo de acero del soporte de lanzamiento, que tardan seis meses en fabricar, se reduce 1,25 centímetros por segundo al contacto con el escape de los motores.
Sin embargo, si el cohete se hubiera desplazado contra la torre de lanzamiento, el debut de la Starship podría haber acabado en desastre.