La Organización Mundial de la Salud señala que la prevalencia de la enfermedad de Parkinson durante los últimos 25 años se ha duplicado. En 2019 se presentaron alrededor de 329,000 fallecimientos, equivalente a un aumento superior al 100% en comparación con el año 2000.
La enfermedad de Parkinson es un padecimiento degenerativo en el cerebro, que se relaciona a los síntomas motores de la persona, quien se verá afectada con lentitud en sus movimientos, rigidez, desequilibrio, trastornos al caminar o temblores, entre otros. Esta enfermedad se va haciendo notar muy lentamente y la persona que vive con Parkinson puede empezar a percibir un leve temblor en una de las manos, aunque es importante mencionar que no solo se manifiesta así.
El Parkinson comienza cuando las neuronas no logran producir la cantidad necesaria de dopamina, un tipo de neurotransmisor del sistema nervioso central que ayuda a regular las funciones del movimiento, emotividad y afectividad.
Cuando los síntomas se van volviendo más notorios, las personas comenzarán a tener una mayor dificultad en las actividades cotidianas como caminar, masticar y tragar, hablar o dormir.
Identifica los síntomas del Parkinson en una etapa temprana
No existe un momento exacto en la vida de las personas para que aparezca esta enfermedad, pero es frecuente que se presente alrededor de los 60 años, aunque existen casos de personas mucho más jóvenes con este diagnóstico. Además, y aunque se presenta tanto en hombres como en mujeres, hay una mayor prevalencia hacia los hombres.
Cada persona presenta signos o síntomas de Parkinson de una manera diferente, al inicio es común que los síntomas sean leves e incluso, pasen desapercibidos, pero con el paso del tiempo estos aumentarán en intensidad y se pueden presentar nuevas situaciones, señala el Dr. Alfonso Arellano Reynoso, neurocirujano funcional y coordinador quirúrgico de la Clínica de Trastornos del Movimiento del Centro Médico ABC.
Dentro de los signos o síntomas más frecuentes se encuentran los temblores o las sacudidas rítmicas, que generalmente se presentan en alguna extremidad manifestándose en los dedos o una de las manos. Es frecuente que el temblor esté presente cuando la mano está en reposo y que cuando se realiza alguna actividad este temblor desaparezca o disminuya.
Además, al afectar la función motora de la persona, esta puede percibir cómo sus movimientos se vuelven más lentos y cortos, por ejemplo, notará que sus pasos son más pausados y cortos, que arrastre los pies mientras camina o que se le dificulte ponerse en pie.
El equilibrio y la postura también se comienzan a deteriorar, por ello, la persona puede adoptar una postura encorvada y con riesgo o tendencia a caerse por la falta de equilibrio.
Asimismo, al prestar atención en los detalles, también se puede percibir en las personas con Parkinson que hay un cambio o pérdida en sus movimientos automáticos como: parpadear, mover los brazos al caminar o los gestos faciales; el habla también se verá alterado y puede hacerse más suave, más rápido o volverse monótono y sin entonación. Escribir es otra actividad que frecuentemente se ve afectada, volviéndose más difícil hacerlo e incluso, el tamaño de la letra se vuelve más pequeña.
Debido a que los síntomas de la enfermedad de Parkinson se pueden confundir con otros padecimientos o enfermedades, es importante que, si percibes en ti o en algún familiar uno de estos signos, te acerques con los especialistas en tratar este padecimiento para iniciar el protocolo de diagnóstico y, en caso de que sea positivo, se empiece con el tratamiento lo antes posible.
Causas del Parkinson
Aunque se conoce cómo actúa la enfermedad de Parkinson, aún se desconoce la causa de esto, razón por la cual no existe una prueba específica para diagnosticarla. Pero los médicos neurólogos especializados en enfermedades del sistema nervioso logran generar el diagnóstico tras analizar los antecedentes médicos, la revisión de los signos y síntomas, revisiones físicas y una evaluación neurológica.
Existen pruebas como la tomografía axial computarizada, la resonancia magnética y la tomografía por emisión de fotón que permiten descartar otras enfermedades como tumores, esclerosis múltiple o incluso, un parkinsonismo farmacológico, que es una afección similar al Parkinson, pero causado por efectos secundarios de algunos medicamentos.
Ya tengo mi diagnóstico, ¿ahora qué sigue?
Una vez que se ha diagnosticado la enfermedad de Parkinson, el médico podrá comenzar un tratamiento farmacológico para compensar la pérdida de dopamina, lo que podrá llegar a disminuir los síntomas, aunque no curarlos.
Cada paciente necesitará un tratamiento individualizado mediante el uso de fármacos de acción directa que afectan a la dopamina y su producción; o con fármacos potenciadores de la acción de la levodopa, la cual se transforma en dopamina en el cerebro.
El Dr. Arellano indica que el Parkinson no tiene cura y, aunque en general los medicamentos ayudan a minimizar la actividad motora involuntaria, en ocasiones este tipo de tratamiento es insuficiente, con lo que se llegarán a considerar otras opciones más avanzadas.
La cirugía como alternativa de tratamiento
Al hablar de opciones avanzadas, sin duda, la cirugía es una alternativa de tratamiento para aquellos pacientes que ya han agotado el uso de medicamentos para disminuir los temblores de Parkinson o que los movimientos involuntarios son de gran intensidad.
Uno de los principales tratamientos quirúrgicos contra el Parkinson es la estimulación cerebral profunda, también conocida como ECP o bien, como un marcapasos cerebral. Esta terapia ayuda a combatir algunos síntomas del movimiento de la enfermedad y mejora el sueño, el dolor y la urgencia de orinar, por ejemplo. Algo que es importante tener en cuenta es que este tipo de tratamiento no significa curar el Parkinson, pero sí permite mejorar la calidad de vida de las personas.
Dentro de los criterios principales para ofrecer el tratamiento quirúrgico se encuentran:
● Tener un diagnóstico de enfermedad de Parkinson de por lo menos cinco años de duración.
● Disminución de la eficacia o intolerancia a los medicamentos.
● Estabilidad en el desempeño de funciones cognitivas.
● Ausencia de alteraciones de la conducta o de las emociones (por ejemplo, depresión).
● Normalidad en la anatomía cerebral documentada con un estudio de resonancia magnética.
¿Cómo funciona el marcapasos cerebral?
Para el desarrollo de la cirugía, que es mínimamente invasiva, se introduce un electrodo en cada lado del cerebro y estos se conectan a un marcapasos. Una vez en su posición, este liberará una corriente eléctrica conocida como neuro modulación, la cual modificará la función cerebral y permitirá mejorar los síntomas del paciente con respecto a su temblor, lentitud, rigidez, dificultad para caminar, dificultad para dormir y otros síntomas de la enfermedad. Otro de los beneficios es la disminución de las dosis de medicamentos y globalmente la mejoría en la calidad de vida, indica el Dr. Arellano.
El marcapasos, que es uno de sus componentes, es recargable y se pueden modificar sus características de impulso eléctrico de acuerdo con las necesidades del paciente sin que sea necesario abrir o entrar a quirófano nuevamente, lo que lo convierte en una herramienta funcional y amable para el paciente. Todo el sistema queda debajo de la piel lo cual le permite al paciente realizar actividades sociales, laborales e incluso, deportivas como nadar y correr.
La Clínica de Parkinson y otros trastornos del movimiento del Centro Médico ABC se encuentra integrada por un grupo de médicos profesionales y certificados en las diversas especialidades neurológicas destinadas a la atención de esta enfermedad y sus necesidades particulares. Aquí encontrarás tanto un tratamiento farmacológico como el tratamiento quirúrgico en caso de que sea necesario.