Fotos: EL UNIVERSAL e Instagram" />
Andrés García sintió un profundo amor y apego por Acapulco, el puerto que lo recibió cuando tenía poco materialmente pero muchos deseos de salir adelante, pues viajó a Guerrero en la búsqueda de dejar atrás su pasado, convencido de que su destino lo esperaba. Sin embargo, tuvo que trabajar muy duro antes de recibir su primera oportunidad en la actuación, por lo que su llegada a la costa se convirtió en vendedor de dulces y, más tarde, de enciclopedias, refrigeradores y hasta ¡ferrocarriles!.
Matilde Obregón, revivió la última entrevista que realizó al actor, hace siete años, en la que don Andrés le contó como fueron sus inicios en la actuación y en México, pues pese a que su madre y padre son españoles, el nació en República Dominicana. De hecho, García vivió una vida acomodada en su juventud, hasta comenzó sus estudios en la carrera de medicina veterinaria, sin embargo, nunca terminó de convencerle, pues lo que él realmente quería estudiar era medicina humana, pero su padre no lo dejó por creerlo incapaz de ejercerla.
Fue así que García abandonó la universidad dos años más tarde y emprendió su aventura por independizarse, donde comenzó vendiendo dulces de casa en casa que, pese a ser un negocio modesto, recuerda que ganaba muy buen dinero. "Era un paquete de chiclosos, caramelos y bombones malvaviscos y gané mucho dinero ¿eh? porque en esa época no existía esa venta de casa por casa", detalló.
A través del humor que lo caracterizaba, don Andrés bromeó con los efectos que podía logar su gran atractivo, ya que recuerda que cuando llegaba a la casa de las señoras, eran tan amables con él que le ofrecían baño, comida, bebida y, había veces, que no salía de las casas sino hasta el día siguiente, por lo que concibe ese momento como el que asentó las bases para que se convirtiera en todo un conquistador a lo largo de toda su vida. "A veces salía el otro día de ahí, ¿eh? Había señoras que no te dejaban salir, ahí agarré mi entrenamiento", bromeó.
Cuando el negocio como vendedor creció, el actor se hizo acreedor de un equipo de vendedores, de los cuales hizo buena amistad con dos de ellos; un mexicano, con raíces cubanas, y un guatemalteco con quienes viajó a Acapulco, motivados por conocer el puerto donde iban a parar todas las estrellas. Sin embargo, no tenían ni una idea de lo que les esperaría, pues llegaron en la época de lluvias, lo que dificultó todavía más su estancia, pues no conseguían trabajo en ningún lado.
"Pasábamos unas hambres que, ¿pa´ qué te cuento?", dijo el actor.
De hecho, el actor y sus dos amigos pescaban cangrejos en el mar para alimentarse, hasta que, cada uno consiguió trabajo en diferentes áreas. En su caso, don Andrés se convirtió en botones en el hotel Hilton donde ascendería a la administración y, más tarde, a la subgerencia del complejo turístico, sin embargo, se retiró luego de enamorase de la esposa del chef. Fue así que probó suerte como instructor de buceo y fue ahí cuando el famoso productor de cine Guillermo Calderón le sugirió que se convirtiera en actor, ya que era más guapo que muchos rostros que aparecían en la televisión.
Pero el actor se resistió, pues él quería obtener el papel principal en las películas, a lo que Calderón le expresó que era imposible, debido que tenía que comenzar poco a poco, por lo que el actor se negó por mucho tiempo, hasta que le ofrecieron el papel principal de "Chanoc", debido a que contaba con todo el perfil y las habilidades físicas para interpretarlo.
Tras conseguir el éxito que le granjeó su carrera en la actuación, García compró su casa en Pie de la Cuesta, en las mismas playas en las que dormía cuando no tenía dinero ni un techo donde descansar.