Por singular que parezca, obtener la licencia del producto se convirtió en un choque político de curiosas consecuencias y terminó por ser una batalla de rivalidades comerciales. También, la puerta abierta que en la actualidad nos permite comprender el trasfondo ideológico que rodeó su creación. Algo que la película refleja como un tenso contexto que los personajes debieron atravesar con esfuerzo.
Pero, ¿qué hizo famoso al videojuego? Es un interrogante que la historia de Tetris todavía sigue sin responder del todo. En pleno auge de la industria de creación de experiencias en consolas, el juego era una excepción, una rareza. No tenía imágenes sofisticadas, narrativa compleja ni, mucho menos, personajes. Solo era un esquema que apelaba al ingenio visual, con el que se obtenían resultados concretos casi de inmediato. Con su aspecto sobrio, permitía a cualquiera entender su sistema sin mayores explicaciones.
La historia de Tetris comienza con una diversión sencilla destinada al público mundial
Tampoco se requería una habilidad especial. Solo la de ordenar piezas en una secuencia que sorprendía por su capacidad de ser siempre diferente. En las décadas de 1980 y 1990, Tetris desafió a la industria y demostró su importancia, por encima de proyectos de mayor envergadura y sofisticación. Sin embargo, detrás de su apariencia sencilla, la histoira de Tetris esconde una guerra comercial que enfrentó a dos formas políticas de ver el mundo.
La Rusia comunista se opuso con todos sus recursos al mercado capitalista en la lucha por la propiedad del juego. Un tema que despertó todo tipo de rivalidades comerciales. Incluso una guerra poco discreta entre figuras de renombre del mundo corporativo estadunidense, en pugna obtener su licencia de distribución. El relato de Tetris en el que la película de Jon S. Baird profundiza desde la ficción.
Un diseño creado por accidente y un triunfo inmediato
En 1984, el ingeniero de software Alexey Pajitnov trabajaba en el Centro de Computación Dorodnitsyn de la Academia de Ciencias Soviética. Se trataba de un instituto de investigación y desarrollo informático, ubicado en Moscú, propiedad del gobierno. Los horarios de trabajo le obligaban a permanecer en las instalaciones la mayor parte día y, en algunos casos, también la noche. En un intento de distraer el tedio de las extenuantes jornadas, el programador diseñó un juego simple, inspirado en su amor por los rompecabezas y la arquitectura.
Para el curioso apartado visual de su diseño, el experto tomó como ejemplo el de pentominoes. Un pasatiempo infantil que consiste en armar un conjunto de cinco piezas de madera a través de cuadrados iguales. Cada lado debe acoplarse al siguiente en una línea funcional que permita más uniones. En la historia de Tetris, su creador adaptó el sistema, haciéndolo más simple que el original al prescindir de los valores numéricos que forman parte del juego de mesa.