En un discurso el lunes por la noche en horario de máxima audiencia, Netanyahu reconoció las divisiones en el país y anunció que demoraría la legislación un mes.
Las facciones políticas israelíes opuestas al asediado primer ministro, Benjamin Netanyahu, surgieron a formar equipos de negociación este martes después de que el mandatario paralizara una controvertida reforma judicial que había provocado protestas callejeras sin precedentes y una creciente crisis interna.
Pero el acuerdo parecía esquivo y persistían las diferencias sobre la cuestión fundamental de qué clase de país debe ser Israel, unas posiciones que no parecían más que conquistarse. Las protestas contra la reforma registrada durante los últimos tres meses se intensificaron esta semana y la principal agrupación sindical declaró una huelga general que resultó en el caos, cerró gran parte del país y amenazó con paralizar la economía.
En un discurso el lunes por la noche en horario de máxima audiencia, Netanyahu reconoció las divisiones en el país y anunció que demoraría la legislación un mes.
“Comprendió que está en un callejón sin salida”, dijo Yohanan Plesner, presidente del Instituto de la Democracia de Israel. “Y Netanyahu, que tiene mucha experiencia, comprendió que ha llegado la hora de hacer correcciones”.
Dijo que quería “evitar una guerra civil” y que buscaría un compromiso con sus rivales políticos. Miles de personas se habían manifestado ese día ante el edificio del parlamento en Jerusalén.
Su anuncio pareció calmar parte de la tensión que ha avivado meses de protestas. Pero no abordó los problemas de base que han polarizado a los israelíes. Netanyahu lidera el gobierno más conservador en la historia de Israel, y sus aliados han prometido aprobar la legislación.