Los datos biométricos no son la única manera ni la más efectiva para identificar legalmente a una persona
La concentración de datos biométricos -huella digital, iris de los ojos, facciones del rostro, tono de voz o ADN- en una base de datos, como la del Registro Civil o mediante una Cédula Única de Identidad Digital (CUID) vulnera los derechos humanos porque las personas pierden la libertad de decidir si deben o no poner en riesgo sus derechos al entregarlos, señaló la Red en Defensa de los Derechos Digitales (R3D).
“La recolección de datos biométricos contradice la obligación legal y política del Estado de proteger los derechos humanos, ya que si una persona se niega a entregarlos o no logra acceder a la identificación digital, quedaría completamente excluida de la sociedad”, apuntó en 2021 cuando el gobierno federal intentó crear la CUID con una reforma a la Ley General de Población.
Hoy, los grupos parlamentarios de Morena, PRI, PVEM y PT en la Cámara de Diputados, aprobaron un dictamen que plantea expedir la Ley General de Operación de los Registros Civiles, que faculta al Ejecutivo federal concentrar la Base de Datos Nacional del Registro Civil, y, a través de la Secretaría de Gobernación (Segob) recabar los datos biométricos de todos los mexicanos, para “garantizar el derecho a la identidad”.
Un planteamiento similar al que hizo el gobierno federal hizo en 2020, cuando propuso reformar la Ley General de Población para crear la Cédula Única de Identidad Digital, con la misma finalidad “garantizar el derecho a la identidad”, y que también fue aprobada en la Cámara de Diputados en diciembre de ese año.
En 2021, R3D y 20 organizaciones más hicieron un llamado al Senado de la República para que no aprobaran dicha minuta, y evitar la concentración de datos biométricos porque propicia la vigilancia masiva y dirigida.
“Esta base de datos podría utilizarse tanto para monitorear y restringir la libertad de movimiento y asociación de las personas, como para perseguir a activistas, periodistas, representantes de la oposición, minorías, entre otros, especialmente en combinación con las herramientas de vigilancia existentes que tienen un historial de abuso (como Pegasus, actualmente)”, expuso la Red.
Además, señaló que representa un peligro porque los sistemas centralizados son inseguros, y la filtración y robo de los datos de un sistema centralizado compromete la vida entera de las personas.
“Una vez que los datos se filtran a terceros, un problema recurrente, ya no se puede confiar en los datos biométricos recolectados, debido a que pueden ser utilizados por otras personas. A diferencia de una contraseña, que puede ser fácilmente cambiada, los datos biométricos son difíciles de modificar”, especificó.
Además, explicó que los datos biométricos no son la única manera ni la más efectiva para identificar legalmente a una persona; y se ha comprobado que este tipo de sistemas conllevan errores o riesgos que disminuyen la fidelidad de la identificación.
“La tecnología con la que se dispone muestra problemas para identificar correctamente a personas de tez más oscura. En México, donde alrededor de un 67% de la población autoclasifica su color de piel en tonos medios y un 20% en tonos oscuros, el sistema podría caer en este problema”, especifica.
Y también puede haber engaños a la tecnología, ya que el sistema de identificación biométrico puede fallar. “Es posible engañar a la tecnología con el uso de deepfakes (ultrafalsos, técnica que permite suplantar de manera plausible la identidad de una persona en un video, recreando las características faciales, gestos y sonidos) e incluso copiando huellas dactilares a partir de fotografías tomadas de redes sociales”.