Estos gastos excesivos y lujosos sin sentido, le han costado a Tyson el hecho de no dejarles un botín cuantioso a sus hijos de herencia.
La carrera deportiva de Mike Tyson ha sido tan exitosa como fue polémica su vida. El exboxeador ha sido catalogado como uno de los mejores pesos pesados de la historia, pero también ha cometido actos por los cuales ha tenido que pagar condenas en la prisión.
Fue en 1992 cuando el dueño de varios títulos del boxeo tuvo que ser detenido y encarcelado por la violación de la modelo Desiree Washington, quien en ese entonces tenía 18 años. La sentencia fue de seis años en prisión y cuatro en libertad condicional, pero en 1995 fue liberado por buena conducta y volvió al ring. Hacia 1996, ya era acreedor de un nuevo título mundial.
Durante su carrera como pugilista, Tyson obtuvo millones y millones de dólares. Pero en 2003, el exdeportista que hoy transita sus 56 años se tuvo que declarar en bancarrota, con una deuda de 23 millones de dólares. En ese momento, más de 300 millones habían sido despilfarrados en gastos estrafalarios.
Tigres de Bengala, joyas con muchos diamantes y una bañera de oro, fueron algunos de los destinos de su fortuna. Pero en 2022, concedió una entrevista para el podcast The Pivo y mencionó: “Mi último millón de dólares lo gasté en mi rehabilitación porque de los 500 millones que aproximadamente hice como boxeador, no me quedó nada. Todo se fue en mujeres y me duró entre 15 y 16 años, parecía muchísimo dinero pero se acabó”.
Estos gastos excesivos y lujosos sin sentido, le han costado a Tyson el hecho de no dejarles un botín cuantioso a sus hijos de herencia. “Lo que les dejo es la enseñanza de trabajar duro y rezar mucho. No les ayudaría el dinero, les haría daño porque no les enseñaría a valerse por sí mismos”, fue lo que declaró la leyenda del boxeo en dicho medio.