“Mi abuelo jamás hablaba de la muerte, no era que le tuviera miedo, es que le gustaba demasiado vivir y vivió mucho y bien en la exacta medida de lo que él consideró siempre lo que eso significaba”, señaló Mariana López, nieta del primer actor Ignacio López Tarso, durante su homenaje póstumo este domingo en el Palacio de Bellas Artes.
A este tributo con cuerpo presente y con el ataúd abierto acudieron familiares del protagonista de “Macario”, como su hijo Juan Ignacio Aranda, quien recibió el cuerpo a las afueras del máximo recinto y en donde el público lanzó una fuerte porra y aplaudió por última vez al histrión.
Se realizaron guardias de honor mientras se escuchaba la música del Cuarteto de Cuerdas de la Orquesta Sinfónica Nacional y del Mariachi del Ballet Folklórico de México.
“No podía faltar un domingo sin que religiosamente, aunque nunca fue una persona de Dios, convocara con carácter de obligatorio a comer a su casa a toda su familia; a nadie se le ocurrió nunca hacer planes el domingo”, agregó su nieta.
Nueve personas hablaron del legado y sus vivencias con López Tarso, quien murió este sábado a los 98 años de edad.
Uno de los más conmovidos fue el director Salvador Garcini; también estuvieron Luisa Huertas, Sergio Corona, Leticia Calderón, César Costa y el baterista Antonio Sánchez, nieto del actor.
“Nos enseñó a hacer teatro y de que la cultura se reparte en este país, es para todos (en su momento) tenía 53 años y hacía a un hombre de 80 con una lucidez, categoría y talento, extraordinarios, siempre tan inspirado”, expresó Garcini, con quien trabajó en “Aeroplanos”.