Las personas heridas fueron rápidamente trasladadas a un hospital. Los lamentables hechos sucedieron en un centro cultural donde había un evento en honor de periodistas.
Al menos una persona murió y otras ocho resultaron heridas este sábado en un atentado en el norte de Afganistán contra un centro cultural donde se celebraba un acto en honor de varios periodistas, y en el que también estaban presentes varios miembros del Gobierno regional de los talibanes.
El ataque ocurrió poco antes del mediodía en la ciudad de Mazar-e-sharif y se saldó con la muerte de un trabajador del centro, administrado por chiíes, y otros ocho heridos, entre ellos cinco periodistas y tres niños, como consecuencia de una explosión, dijo a EFE Mohammad Asif Waziri, portavoz de la Policía de la provincia de Balkh.
Armado. Según la fuente, las personas heridas fueron rápidamente trasladadas a un hospital y ya se encuentran en buen estado. Precisó que la administración del centro cultural no informó correctamente a las autoridades sobre la organización del evento, lo que pudo provocar fallos de seguridad. Además de los periodistas que iban a cubrir el acto o a ser honrados, también asistieron funcionarios del Gobierno talibán, líderes locales y eruditos religiosos, que salieron ilesos. Ningún grupo armado ha reclamado por el momento la autoría del ataque.
Este es el segundo atentado que se produce en la provincia de Balkh en los últimos días, después del que acabó el jueves con la vida del gobernador de los talibanes en esta región, Mohammad Dawood Muzammil, y con la de otras dos personas, cuando un atacante suicida se inmoló durante una reunión de trabajo gubernamental. La muerte de Muzamil le convirtió en el funcionario de mayor cargo en perder la vida en un atentado desde la llegada de los al poder de los talibanes en agosto de 2021. Aunque los talibanes tienen el control total de Afganistán desde hace varios meses, su Gobierno, sin acceso a las reservas o a la banca internacional, ha tenido recursos limitados para echar a andar el país.
La garantía de la seguridad y el control del yihadismo de facciones del Estado Islámico fue una de las grandes reivindicaciones en los territorios bajo su control antes de llegar al gobierno.
Sin embargo, desde su llegada al poder, los grupos yihadista han multiplicado sus ataques, teniendo entre sus principales objetivos a los propios miembros talibanes y sus líderes. La situación de los periodistas también ha empeorado significativamente desde el ascenso de los talibanes, viéndose limitados por la censura y la represión. Según un informe publicado el pasado agosto por Reporteros Sin Fronteras (RSF), Afganistán perdió en apenas un año un 60 % de sus periodistas y casi un 40 % de sus medios de comunicación.