En el año 1991, el psicólogo Luis Bonino Méndez creó el término micromachismos para dar nombre a prácticas y mecanismos sutiles de dominación que suelen aprenderse desde la niñez.
¿Qué es el micromachismo?
El micromachismo se refiere a formas sutiles de sexismo o desigualdad de género que a menudo se normalizan y se pasan por alto en las interacciones cotidianas, pero que aún pueden tener efectos negativos en la vida de las mujeres.
Puede incluir comportamientos como hacer suposiciones sobre las habilidades o intereses de las mujeres con base a estereotipos de género, interrumpir a las mujeres cuando hablan o trivializar sus opiniones y emociones.
¿Cómo identificar el micromachismo?
Es necesario identificar este tipo de actitudes y comportamientos desde el núcleo familiar para evitar hacerlos parte de nuestra cotidianeidad. Por ejemplo, en muchos hogares es normal que los niños vean a la mamá haciendo algunas actividades que papá no hace. Sin embargo, todas y todos debemos involucrarnos y participar repartiendo las labores y compartiendo la responsabilidad que implica el trabajo doméstico.
Otros ejemplos de micromachismo pueden incluir cuando un jefe interrumpe o habla por encima de una empleada durante una reunión.
Estos comportamientos pueden parecer pequeños o insignificantes por sí solos, pero cuando se repiten con el tiempo, pueden contribuir a un patrón mayor de discriminación y desigualdad.
Abordar el micromachismo requiere conciencia y voluntad para desafiar los sesgos y estereotipos de género profundamente arraigados. Implica reconocer las formas en que incluso las acciones aparentemente inofensivas pueden contribuir a una cultura de sexismo y trabajar para crear espacios más inclusivos y equitativos para todos.