La palabra revictimización ha salido a relucir con mayor frecuencia derivado de los casos y altos índices de violencia de género que atraviesan al mundo. Específicamente hablando de esta práctica hacia niñas y mujeres, es importante conocer su significado y características, así como los motivos por los que se debe evitar caer en ella, ya sea por desconocimiento o de manera intencional.
Esto es la revictimización y así afecta a las mujeres.
Revictimización, ¿qué es?
El Diario Oficial de la Federación describe a la revictimización como un patrón en el que una víctima de abuso y cualquier tipo de delito obtiene un recuerdo traumático como resultado de una suma de acciones u omisiones.
Una definición más, propuesta por la psiquiatra infantil Ana María Martorella, menciona que la revictimización, también llamada victimización secundaria, se da cuando una persona que ha sufrido agresiones o experiencias traumáticas es receptora por parte de las autoridades, quienes le acuñen la responsabilidad de lo vivido. En tanto, un artículo de la Universidad Veracruzana detalla que esta reacción puede provenir también de instituciones u órganos a cargo de resguardar la integridad de las víctimas.
Sin embargo, la revictimización puede venir igualmente de las redes de apoyo y personas cercanas de quienes sufrieron cualquier tipo de abuso. En primera instancia, como reacción al hecho que se acaba de suscitar, aunado a la misoginia interiorizada que prevalece en la sociedad, hablando sobre la revictimización en las mujeres.
En pocas palabras, se revictimiza a alguien cuando se le atañen culpas acerca de algún acto de abuso o maltrato, de tipo físico, mental, económico, institucional o sexual. “Echarle la culpa” no es la única manera, sino que también se ejerce esta práctica cuando se obstaculiza y se cuestiona la manera de proceder, procesar y reaccionar al evento que cada víctima tiene, negando sus vivencias, minimizando su sentir y poniendo en duda el proceso que llevan a cabo posteriormente.
La Revista de la Universidad Nacional Autónoma de México señala que es el Estado quien tiene la obligación de velar por que las víctimas no experimenten un proceso más difícil en búsqueda de la reparación del daño.
Cómo afecta la revictimización a las mujeres
Con las alarmantes cifras de feminicidios, desapariciones, violencia de género y demás dinámicas de violencia ejercidas en contra de las mujeres, la revictimización resulta peligrosa, pues se pierde de vista el objetivo primario que debería ser la resolución de las circunstancias que propiciaron el evento, así como buscar la reparación del daño para la víctima y obtención de justicia.
La manera en la que son afectadas directamente se refleja, por ejemplo, en las primeras reacciones que recibe alguien que sufrió maltrato por parte de su pareja. Cuestionándole qué motivos tuvo para “permitir” eso, preguntando cómo es que no pudo “reaccionar” antes, insinuando que había razones detrás para tolerar el daño, y una serie de reclamos que carecen por completo de empatía.
Se revictimiza a las mujeres en todos los niveles. Cuando se da la noticia de un caso más de feminicidio y el tema se vuelve de dominio público, dando paso a que la sociedad cuestione “qué es lo que hacía”, “con quiénes se juntaba”, “si andaba en malos pasos”.
Es primordial recordar que no todas las víctimas reaccionan igual y que sus comportamientos no hacen menos válidas sus experiencias. Que levantar la voz, pedir ayuda, buscar justicia, no es un proceso sencillo, que se requiere de valentía y coraje para enfrentar todo lo que conlleva.
Así como las instituciones, autoridades y gobiernos tienen la obligación de garantizarles atención y no obstaculizar el camino; como sociedad también corresponde no juzgar ni señalar, ser empáticos y ponerse en el lugar de quienes han sufrido, tomando consciencia de las repercusiones que las palabras pueden tener en alguien que, de por sí, ya atravesó un episodio traumático.