Por su alto contenido de azúcares puede resultar perjudicial para personas con diabetes o hipertensión por lo que deben cuidarse.
Con el inicio de la Cuaresma en México, la ingesta de productos como pescado, mariscos y otros platillos típicos de la temporada aumentan, como la capirotada que por su alto contenido de azucares puede generar complicaciones de salud, consideró la directora de la Unidad de Medicina Familiar (UMF) No. 86 del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), Diana Leticia Chávez Peñaloza.
Se trata de un postre lleno de simbolismo religioso que se ha convertido en un elemento esencial de la temporada, lleva una serie de ingredientes que en exceso resultan perjudiciales sobre todo para personas que padecen de diabetes o hipertensión, explicó.
Moderación. En ese sentido, la especialista reiteró el llamado a seguir las recomendaciones médicas y cuidar la alimentación, ya que al evitar o moderar el consumo de platillos con exceso de grasas y carbohidratos se contribuye a mejorar la salud. La especialista en medicina familiar recomendó buscar versiones más saludables de este postre mexicano que pese a ser delicioso es importante controlar su ingesta. “Podemos utilizar pan integral, frutos secos y sustitutos del azúcar para personas con padecimientos crónico-degenerativos y sobre todo no abusar de este ni de ningún otro platillo”, abundó.
Expuso que en periodo de Semana Santa algunas personas acostumbran a abandonar sus tratamientos lo que provoca descompensaciones de salud, por lo que llamó a seguir las recomendaciones indicadas por su médico. Ante cualquier inquietud relacionada con el tema o cualquier otro, llamó a la derechohabiencia acercarse a las Unidades de Medicina Familiar (UMF) más cercanas para atenderse y satisfacer sus dudas.
Postre tradicional. La capirotada es un postre mexicano típico en distintos estado de México y de la unión americana, Consiste en pan tostado, o añejado hasta que se deshidrata, cortado en rodajas que son puestas a cocer junto con trozos de plátano, pasas, nueces, guayaba y cacahuates, cubierto con jarabe de piloncillo y queso de mesa rallado. Este platillo se consume principalmente durante la época de la Cuaresma. Es un postre que ha sido pasado de generación en generación, y que ha sido adoptado por diversos países. Recientemente se le ha adjudicado un significado espiritual en relación con la pasión de Cristo y el tiempo cuaresmal.