Largas sesiones de uso pueden generar mareos y dolores de cabeza en algunos casos.
Sobre el consumo de contenido en pantallas siempre ha habido una estela de dudas por los efectos secundarios que pueden generar en los ojos. Las gafas de realidad virtual no son ajenas a esta situación por el esfuerzo que debe hacer el cerebro para entender el espacio en el que está.
Estos efectos no golpean a todo el mundo por igual, aunque hay ciertos casos en los que se recomienda no hacer uso de esta tecnología debido a discapacidades visuales que pueden tener efectos aún más fuertes que los comunes.
Síntomas. Esta tecnología tiene la particularidad de generar cansancio al usarla. Es normal que después de una hora de juego o de estar inmerso en ella, se presenten casos de mareo, agotamiento en la vista y dolor de cabeza. Esto no termina siendo del todo peligroso y un buen control del tiempo de uso, tomando descansos, no debería generar ningún riesgo para los ojos. Estos síntomas se dan porque para el funcionamiento de unos lentes de realidad virtual se genera un efecto tridimensional en la imagen y así dar la sensación de inmersión que se diferencia de la pantalla plana de un televisor. La consecuencia de esto es que el cerebro debe hacer un esfuerzo extra y tras una larga sesión de uso se produce la fatiga. Adicionalmente, al tener los paneles tan cerca de los ojos, estos tienen que estar enfocando constantemente lo que ven y los músculos oculares deben trabajar de más, generando cansancio. A esto se le suma la luz que debe producir la pantalla para mostrar la imagen, lo que impacta en la visión y es común que dé dolor de cabeza.
Finalmente, el mareo es una consecuencia que no afecta a todas las personas. Esto se da porque el cerebro recibe señales de estar en movimiento al ver actividad a través de los ojos, pero en realidad el cuerpo está la mayor parte del tiempo estático, lo que impacta en el aparato vesicular del oído, que se encarga del equilibrio.
Limitaciones. Esta tecnología no supone ningún riesgo para la salud visual, a nivel general. Los síntomas mencionados son pasajeros y en caso de ser repetitivos lo mejor será suspender el uso del dispositivo y realizarse un chequeo médico para descartar alguna consecuencia. Pero la Asociación Americana de Oftalmología asegura que hay dos casos en los que no se debe usar la realidad virtual. Se trata de las personas que tiene estrabismo o ambliopía, porque presentan una desalineación en los ojos y un desequilibrio en la fuerza visual. Lo que genera que no puedan construir de buena manera la imagen tridimensional que proyectan las gafas. Esto no significa que al usarlos se “puedan causar trastornos en la visión”, según la asociación, sino que no van a disfrutar de la inmersión que prometen los casos. Además, la organización advierte que, si se “usa anteojos para corregir un error de refracción o un trastorno ocular, se deben dejar puestos mientras se usa un auricular VR”.
En resumen, la realidad virtual no es un peligro para la visión, pero sí es importante tener en cuenta los efectos de usarla por larga sesiones de tiempo, estar atentos a síntomas repetitivos al acceder a ella y evitarla si son personas que se marean con facilidad, que sufren de fuertes dolores de cabeza o presentan alguno de estos casos como el estrabismo o ambliopía.