‘Ve la luz del sol saliendo, preferiblemente en el exterior, entre 30 y 60 minutos después de despertarte’, revela el experto, ‘y vuelve a hacerlo por la tarde, antes de la puesta de sol’.
Para que esta técnica, respaldada por estudios científicos, sea más eficaz, el doctor Huberman recomienda ver entre dos y diez minutos de luz solar a primera hora del día. Esta práctica es crucial para equilibrar nuestros ritmos circadianos. Ver la luz del sol también provoca un aumento de los niveles (saludables) de cortisol, epinefrina y dopamina, todas ellas son hormonas clave para mejorar la función del sistema inmunitario, el estado de ánimo y el nivel de energía. Además de favorecer el estado de vigilia y nuestra capacidad de concentración a lo largo del día, este sencillo hábito también ‘pone en marcha un temporizador para la producción de melatonina [la hormona del sueño]’, que ayuda a nuestro cuerpo a entender cuándo ha llegado el momento de relajarse y prepararse para dormir por la noche. Asegurándonos así de que tendremos un sueño reparador y referscante para nuestro cutis.