El Roma nuevamente lucho 'contra corriente' para terminar eliminando al Salzburgo de la Europa League.
Paulo Dybala completó en el Olímpico la remontada de la Roma ante el Salzburgo al imponerse 2-0, con un global de 2-1, en los 16avos. de final de la Europa League, en un partido en el que los de Mourinho, liderados por la 'Joya' y un soberbio Spinazzola, exhibieron una de sus mejores versiones ante un rival que llegaba de jugar la Champions.
Sonrió Mourinho cuando el colegiado señaló el final y se certificó el billete a octavos de final de la Europa League, pensando seguro en el pasado verano cuando la Juventus dejó escapar a un Dybala que, a día de hoy y con permiso del técnico setubalense, es el emperador de este equipo. Se presentó la Roma en su Coliseo particular, lleno hasta la bandera por vez N°24 consecutiva, un estadio y una afición de nuevo a la altura del reto. Y es que el conjunto que dirige José Mourinho tenía que marcar dos goles para acceder a octavos de final, precisamente el debe principal de este equipo. No le faltó intensidad al conjunto 'giallorosso'. De hecho saltó al verde extra motivado, algo que intimidó al Salzburgo pero que desembocó en demasiadas imprecisiones, en demasiados centros laterales en busca de Belotti, cuando el verdadero peligro del equipo romano, como es costumbre, llegó siempre de los pies de Dybala.
Dos remates al larguero en la misma jugada encendieron las alarmas de los austríacos y sentaron las bases de lo que iba a ser el primer acto: un monólogo indiscutible de la 'Loba'.