Para la caracterización deseada por la producción, necesitó bastante tiempo y recursos para parecerse a la patinadora artística
Gran parte del éxito de Margot Robbie se debe a la versatilidad que posee para adaptarse y ponerse en la piel de diversos personajes. Una de sus actuaciones más destacadas vino de la mano de la película “I, Tonya”, estrenada en 2017 y dirigida por Craig Gillespie.
La cinta aborda las vivencias de Tonya Harding, la polémica patinadora olímpica, y Margot fue la encargada de darle vida a la mujer que pasó a la historia deportiva por su salto triple axel en el Mundial de la disciplina en 1991. Para tal actuación, la artista australiana tuvo que transitar un proceso de transformación.
Para la caracterización deseada por la producción, la ganadora de un Empire Award necesitó bastante tiempo y recursos para parecerse a la patinadora artística. Si bien su trabajo fue elogiado, también le costó cinco meses de entrenamiento intenso la disciplina y sobre todo de la técnica que portaba la deportista en ese entonces.
Pero otro desafío estuvo presente a la hora de caracterizarla físicamente y le correspondió al área de maquilladores. Por un lado, hubo que aplicar tinte para el cabello del tono de la deportista. Por el otro, la maquilladora Deborah La Mia Denaver (nominada al Óscar por su trabajo en la película “Fantasmas del pasado”) aplicó un efecto de “maquillaje rápido” para que el aspecto fuera igual que Tonya Harding en los momentos de competencia, donde no tenía mucho tiempo para alistarse, ni tampoco contaba con un profesional que se dedicara a eso en su imagen.
Otro desafío se presentó para lookear a Robbie como Harding en una etapa más adulta, cuando la patinadora transitaba sus 40 años. Así fue como el director mencionó en una entrevista con los medios que fue un proceso largo de evaluar cómo sería caracterizada con los productos sobre su piel y la naturalidad de sus gestos.
Para el aspecto más joven de Robbie, tuvieron que descartar el uso de bases de maquillaje y también debieron aplicar producto en sus cejas para engrosarlas y “desemprolijar” las naturales de la actriz. Además, tuvieron que “arrastrar” hacia abajo los ojos y la boca de la actriz, ya que tenían distintas alturas en sus rostros.