Al Partido Acción Nacional no le quedó de otra más que aliarse con su infinito rival.
La contienda electoral en Coahuila está que arde y cada pieza que se mueve en el tablero de ajedrez político que se juega este 2023 para la gubernatura es muy interesante: por un lado, el desmoronamiento de Morena que ha dado pie al surgimiento de una de las mejores y más respaldadas versiones del PRI en Coahuila, ha sido el tema de cada día. Recordemos que en su rabieta por no haber sido elegido como candidato por Morena, Ricardo Mejía Berdeja decidió abandonar las filas de su partido sin regresar ni por el cambio y de inmediato fue a refugiarse al Partido del Trabajo (PT), quien en su afán, no de ganar la gubernatura, pero sí de contar con un candidato que le genere votos para no perder el registro, además de conseguir diputaciones en el Congreso del Estado, recibió efusivamente al ahora llamado “Tigre de Coahuila”. Lo anterior dio paso a que las alianzas que normalmente hacía el Movimiento de Regeneración Nacional en todo el territorio mexicano y que tanto le han funcionado con el PT y el PVEM se echaran para atrás, lo que por automático se traduce como una pérdida importante de votos.
Por otro lado, al Partido Acción Nacional no le quedó de otra más que aliarse con su infinito rival, el PRI, y es que no había forma inteligente de verlo de otra manera, aunque para eso se dice que también hubo negociaciones y acuerdos: el candidato a gobernador sería priísta, sí, pero el PAN podrá poner a nueve de doce candidatos a diputados locales, y eso no es todo, también tendrá el derecho de colocar a varios candidatos a presidentes municipales en ciudades importantes para este 2023, ciudades que actualmente están gobernadas por el PRI, lo cual ha generado un cierto descontento en los militantes de este partido, aunque todo eso a cambio de una gubernatura que no se puede ganar de otra manera, me parece que es un precio bastante asequible
Una vez puesto el contexto de cada parte, viramos a las encuestas que lejos de aclarar las dudas de la población votante, las amplía más. Y es que mientras unas dicen una cosa, otras dicen otra, por ejemplo: en una encuesta realizada por El Financiero entre el 19 y el 22 de enero del presente año entre quinientas personas mayores de edad, los resultados favorecen ligeramente a Armando Guadiana, quien obtiene un 43% de las preferencias, contra el 41% obtenido por Jiménez. Sin embargo, unos días después, una encuesta realizada por De las Heras durante febrero entre mil personas mayores de 18 años y que fue publicada por El Universal, pone a la cabeza al abanderado priísta y da una ventaja más amplia, colocándolo con un 48% de las preferencias, mientras que Guadiana (Morena) se queda con el 30%, Ricardo Mejía (PT) con un 13% y Lenin Pérez (PVEM-UDC) el 9%. Entonces ¿a quién le creemos? La diferencia es bastante notoria y evidentemente la intención de voto no puede cambiar en tan poco tiempo y tan radicalmente, pero lo cierto es que a partir de hoy, las mejores y más fiables encuestas serán las que nosotros mismos hagamos dentro y fuera de nuestros círculos sociales.
¿No cree?
Síndicos y sindicatos
AHMSA no sale de una para entrar en otra y esta vez toca el turno al Sindicato Democrático de Trabajadores Mineros, Metalúrgicos, Siderúrgicos y Conexos, al cual los obreros no quieren reconocer y optan por el Sindicato Nacional Minero, pero mientras que son peras o son manzanas lo que es indudable es que los posibles inversionistas que pudieran venir a la región al ver el desmán que traen entre sindicatos y obreros lo primero que harán es mejor salir corriendo.
¿O usted qué opina?