'Siempre hay que agradecer a Dios por la vida'.
Contando con 10 años de colaborar con el Grupo de Apoyo a personas con Cáncer dentro del área administrativa, Gladys Andrade nos cuenta un poco de como fueron sus inicios dentro de esta asociación y la experiencia que ha tenido a lo largo de estos años.
Hola Gladys, por favor cuéntanos ¿cómo te uniste a GAC?
"Bueno, esto fue hace diez años, yo estaba en casa cuidando niños cuando me llama mi mamá y me dice que están solicitando a una persona para que apoye en el área administrativa de la asociación, yo tenía alrededor de 7 meses que acababa de dejar de trabajar y fui a las oficinas que teníamos anteriormente, donde me entrevisto la señora Martha, quien platicó conmigo y afortunadamente quedo dentro del grupo".
¿Tenías alguna expectativa distinta al momento de conocer más a fondo la asociación?
"Realmente yo conocía muy poco del grupo, si había escuchado que había esta asociación de ayuda, pero no conocía mucho del trabajo que realizan, entonces al momento que entro a ser parte de ello me doy cuenta la necesidad real que existe de apoyar a todos los pacientes y sus familias y sobre todo en el apoyo emocional que es una de las partes más importantes y eso me movió a estudiar un poco más de lo que sabía, conocer los tipos de cáncer, los tratamientos siempre tratando de involucrarme más con el grupo y pues en estos 10 años he conocido muchos casos que te mueven el corazón".
¿Hay algún caso específico que te haya dejado un gran impacto?
"Todos los casos son muy importantes para GAC, pero hay uno que otro que te deja un impacto mayor por la lucha del paciente, por su forma de ser, pero de todos se aprende, a veces nos llevamos experiencias muy bonitas de lucha, yo no trato tanto con los pacientes directamente, pero si me toca atenderlos pero hablando de huella solo conocer a la señora Aida, que es fundadora de la asociación, cuando conocí su historia de haber pasado tres veces por el cáncer y el verla fortalecida con una sabiduría tan grande, decir estamos aquí hay que dar gracias y el enseñarnos a vivir el día a día, toda su historia me ha impactado y nos sigue dando esas cátedras de vida, pues continúa con una actitud muy positiva y en conjunto con la señora Martha, son personas que quisieron dejar una huella en la sociedad y no dijeron ya me sane ya me olvido sino que vieron la necesidad de los demás y decidieron ayudar, esos son testimonios muy importantes para mí".
¿Cómo mamá es difícil ver casos de niños que están sufriendo de esta terrible enfermedad?
"Hay muchos testimonios de los pacientes, sobre todo de los niños y yo que soy mamá, me llevo testimonios e historias muy grandes de sus papás, creo que ver un hijo enfermo es lo que menos queremos y verlos a ellos derrumbarse, llorar, desahogarse con nuestros porque no lo pueden hacer en casa porque ahí está el niño, son cosas que a veces no entendemos, pero Dios les da sabiduría tanto cuando fallece el niño como cuando sana, son experiencias difíciles, pero que nos dejan grandes recuerdos, su actitud, su fuerza para luchar y aprendemos muchísimo de ellos".
¿Qué huella te gustaría dejar en las personas que vienen aquí a GAC?
"De que todo se puede, de que podemos seguir adelante, yo creo que Dios a todos nos tiene una misión, yo trato de hacer mi trabajo lo mejor posible, de atender a los pacientes lo mejor posible, cuando se necesita dar un abrazo darlo, dar mi tiempo al 100 por ciento en la asociación, quiero hacer mi trabajo lo mejor que se pueda, y aunque mi trabajo es más de números, hacer que los recursos que llegan que se vayan a los pacientes, quizás no los veo mucho, pero busco el canalizar a ellos los apoyos, entonces me gustaría que se lleven una buena impresión de la asociación y que los pacientes sientan que aquí en GAC hay alguien que los ayuda y que pueden salir adelante".