El fiscal General del Estado dijo que al unir esfuerzos se logró una construcción funcional donde médicos forenses harán el análisis y registro de los cuerpos con fines de identificación humana para la restitución digna a las familias
Gracias al apoyo y generosidad del Comité Internacional de la Cruz Roja, Ciudad Acuña, Coahuila, cuenta desde ahora con el primer Servicio Médico Forense (Semefo) para resguardar en congeladores a una docena de fallecidos, principalmente migrantes extranjeros que se ahogan en su intento de cruzar la fuerte corriente del río Bravo.
Con esta nueva obra, diseñada con estándares e internacionales, las necropsias de migrantes y demás muertos, extranjeros y connacionales, ya no las harán en las agencias funerarias, como acostumbraban por falta de instalaciones adecuadas.
El Semefo se ubica a un costado de la delegación norte de la Fiscalía General del Estado (FGE) al norte de Acuña, ciudad que colinda con Del Río, Texas, Estados Unidos.
Al inaugurar la obra, Gerardo Márquez Guevara, fiscal General del Estado, dijo que es una inversión bipartita entre la Cruz Roja y el Gobierno de Coahuila.
Al unir esfuerzos, de recursos materiales y humanos, se logró una construcción funcional donde médicos forenses harán el análisis y registro de los cuerpos con fines de identificación humana para la restitución digna a las familias.
Miguel Ramírez, jefe de Operaciones de la Cruz Roja Internacional, afirmó que sin importar el contexto en que fallezca una persona, su cuerpo debe ser tratado con profesionalismo y el máximo respeto a su dignidad.
“Los restos de las personas fallecidas no identificadas deben ser encontrados, recuperados, documentados e identificados”, subrayó.
“El Comité Internacional de la Cruz Roja es una organización humanitaria, imparcial, independiente, que busca proteger la vida y dignidad de las víctimas de la violencia.
“Como parte de esta acción ofrece asesoramiento a los estados donde está presente, sobre gestión digna de personas fallecidas, sobre los procesos de identificación forense. Para poder resolver los casos de desaparecidos, y sobre la atención a las familias de estas personas”, enfatizó Ramírez a nombre de la Benemérita Institución.
El fiscal Gerardo Márquez refirió que esta obra era demandada desde hace diez años por familiares y colectivos de desaparecidos.
Informó luego que compraron un sistema de rayos X portátil, estaciones de disección, congeladores para conservar una docena de cuerpos.
Adquirimos todo el equipo donde se asegura el almacenamiento y preservación de cuerpos. También un refrigerador para conservar muestras biológicas, lámparas especiales para las áreas de necropsia, mesas de trabajo, equipo para ambientes controlados de temperatura, además del mobiliario, equipo de cómputo, y otros.
“Con este proyecto de infraestructura y equipamiento, cumplimos una de las demandas más sentidas de los colectivos de personas desaparecidas, de las autoridades migratorias y del Comité Internacional de la Cruz Roja”, aseveró.
Además, con este nuevo Servicio Médico Forense podemos garantizar que: “en todo cuerpo o resto humano que recupere la Fiscalía, se ejercerán los protocolos y lineamientos establecidos en materia de necropsias, identificación humana, desaparición forzada y de migrantes”, agregó.
Cecilia del Socorro Moguel Báez, directora General de Servicios Periciales de la FGE, informó que el año pasado recibieron 41 cadáveres, de los cuales 27 los identificaron y entregaron a sus deudos.
La mayoría de las víctimas eran de Honduras, Venezuela, El Salvador, Cuba y algunos mexicanos.
Sobre el Semefo, destacó que el Comité Internacional de la Cruz Roja edificó la “obra gris” desde los cimientos, toda la estructura del edificio, hasta casi acabados, trabajos que iniciaron hace poco más un año.
Son 162 metros de construcción en un terreno que está a un lado y es propiedad de la delegación de la FGE.
“Con más de cuatro millones de pesos que aportó el Gobierno de Coahuila, nosotros equipamos y compramos el mobiliario”, refirió la funcionaria.
Dijo que de los 41 fallecidos recuperados en el 2022, después de identificar a 27, quedaron 14 sin reconocer, que fueron inhumanos en fosas comunes en los panteones locales.
La mayoría de los migrantes que murieron eran de Honduras, Venezuela, El Salvador, Cuba y uno que otro mexicano.