La dependencia destacó que miles de menores han quedado sin familia y no se sabe cuántos están desaparecidos.
Más de siete millones de niños (4.6 millones en Turquía y 2.5 millones en Siria) se han visto afectados por los terremotos ocurridos el 6 de febrero en la frontera entre ambos países, donde se teme que miles de estos menores fallecieron, indicó el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef).
Muchos niños sobrevivientes han perdido a sus padres en la catástrofe, destacó en rueda de prensa el portavoz de la organización, James Elder, quien indicó que todavía no hay cifras sobre los menores que han quedado huérfanos, pero se sabe que al menos mil 300 han quedado separados de sus familias en las zonas afectadas en Turquía. Otros muchos niños, junto a sus familias, “están durmiendo en la calle, en centros comerciales, escuelas, mezquitas, estaciones de autobús y debajo de puentes, por miedo a regresar a sus casas”, subrayó el portavoz de Unicef.
En Siria. Elder recordó que en la parte siria el terremoto ha afectado un territorio donde “los menores de 12 años no han conocido otra cosa que el conflicto, la violencia y el desplazamiento forzado”. Subrayó que muchos de estos niños han tenido que cambiar de casa hasta seis o siete veces a lo largo de la guerra civil iniciada en 2011. El pasado 7 de febrero, la agencia de Naciones Unidas dedicada a la protección de la infancia, alertó que miles de niños pudieron haber muerto en los terremotos ocurridos en el sur de Turquía y norte de Siria, dijo un portavoz del organismo. Por esta razón, el organismo centrará sus primeros esfuerzos en aportar agua potable y servicios de saneamiento a las comunidades damnificadas en Siria, lo que ayudará a prevenir la aparición de enfermedades. Asimismo, trabajará de inmediato en identificar a los niños que se encuentren solos para reunirlos con sus familias o garantizarles protección.
Ayuda humanitaria. Un nuevo convoy de ayuda entró ayer en las zonas rebeldes del norte de Siria, ocho días después del terremoto que la Organización Mundial de la Salud (OMS) calificó de la “peor catástrofe natural en un siglo en Europa” y cuyo saldo en Turquía y Siria se acerca a 40 mil muertos. Más de una semana después del sismo, las esperanzas de encontrar personas con vida se desvanecen.