Las parejas deben ser conscientes de que la mujer es vulnerable a complicaciones si se embaraza en los extremos de su vida reproductiva: después de los 35 años o antes de cumplir 20.
Los riesgos son tanto para el bebé como para la propia madre, el principal de ellos es que el alumbramiento ocurra antes de los nueve meses.
El director de la Unidad de Medicina Familiar (UMF), doctor José Luis Pérez Estupiñán informó que en las mujeres muy jóvenes es posible que se presente preeclampsia-eclampsia (incremento y disminución de la presión arterial), así como amenaza de aborto; mientras que los niños pueden nacer con problemas pulmonares susceptibles a infecciones, defectos congénitos y desarrollar diabetes e hipertensión, producto de la inmadurez en el organismo.
En el caso de las madres con más de 35 años, el riesgo principal es la diabetes gestacional, abundó.
Antes de decidir embarazarse, deben tomar en cuenta los problemas de salud que se presentaron en embarazos anteriores, ya que pueden repetirse y afectar tanto a ella como a su hijo.
El nacimiento de bebés de bajo peso (menor a 2.5 kilogramos) o con peso mayor a 4.0 kilogramos, parto difícil, cesáreas, hijos con defectos congénitos o que nacieron antes de tiempo (parto prematuro), abortos o haber dado a luz productos muertos, presión alta, ataques o convulsiones, hemorragias o hinchazón de alguna parte del cuerpo durante el embarazo son algunos de los elementos indispensables que se deben tomar en cuenta antes de que la mujer conciba.
Como recomendación, las parejas deben acudir con el médico familiar o al servicio de salud reproductiva de la unidad más cercana para conocer las medidas importantes que se deben tomar previas a la gestación, como es el caso del consumo de ácido fólico, dieta balanceada y procurar mantenerse en un peso ideal, lo cual redundará en un embarazo sano y feliz.
El control prenatal es importante incluso en embarazos saludables. Los controles regulares ayudan a identificar pacientes con mayor riesgo tanto obstétrico como perinatal, agregan intervenciones ligadas a la prevención de dichos riesgos y también contribuyen a promover conductas saludables durante el embarazo.
Los controles deben comenzar tan pronto como el embarazo sea sospechado, idealmente antes de las 10 semanas.