El Real Madrid cumple y pasa a la final del Mundial de Clubes tras golear al equipo egipcio del Al Ahly. Hay mejoría en el conjunto de Ancelotti. Venía de perder en Mallorca y no tener ocasiones de gol. En la semifinal de Rabat recuperó el gol, pero no consiguió ser un equipo sólido. Los tantos los marcaron Vinícius, Fede Valverde, Rodrygo y Sergio Arribas. El tercero es una maravilla, por la asistencia de tacón de Ceballos.
Luka Modric falló un penalti. El segundo consecutivo del Real Madrid tras el de Marco Asensio en Mallorca. Es una buena noticia y otra mala en un Real Madrid que tiene la alta exigencia de no fallar en esta competición. Está obligado a ganar el Mundial de Clubes, a convencer y demostrar que tiene pulso competitivo para lo que queda por delante en un duro calendario. La final la juega el sábado contra el equipo saudí del Al Hilal, conjunto que dio la sorpresa eliminando al Flamengo.
La semifinal la jugó sin Courtois ni Benzema, bajas por lesión. La sacaron adelante Lunin y Vinícius, determinantes en las dos áreas. El portero ucraniano estuvo inspirado y seguro con paradas clave en los dos tiempos. Juega poco y responde. Vinícius abrió un partido cerrado y le hicieron dos penaltis. Uno no lo pitaron, con 0-2, y otro sí, con 1-2. Los dos necesitaron del VAR. En ambos le derribaron. Vinícius agitó el frente de ataque, no paró de intentarlo, tuvo un partido más limpio que los que juega en España. Sin patadas ni provocaciones.
Fue un Real Madrid al que le costó encontrar ritmo y fluidez en el juego contra un adversario compacto que reaccionó con agresividad en la segunda parte. Acabó goleando con el colofón del gol de un canterano. Sergio Arribas marcó a los 28 segundos de entrar en el campo. Este chico tiene gol.
Vinícius habló en el campo. El brasileño marcó el primer gol en una jugada de pillo, yendo a la presión en una mala acción defensiva del equipo egipcio. Vinícius, atento, se hizo con el balón en la frontal del área. Encontró lo que buscaba todo el Real Madrid en un partido cerrado en el primer tiempo. El brasileño se plantó ante la salida del portero y, con sangre fría, levantó la pelota. Un estallido de alegría para un futbolista que está en el foco por los líos con los rivales en España y los lamentables episodios racistas de aficionados y radicales.
La pillería de Vinícius
Es el gol que le sirvió para irse con ventaja al descanso al equipo de Ancelotti. Hasta el tanto, en el minuto 42, el dominio fue del Real Madrid. Con Tchouaméni, Kroos y Modric de inicio, el centro del campo que a principio de temporada era el de gala, al Madrid le costó encontrar huecos y romper líneas. Era un partido cerrado, con un Al Ahly metido en su campo y esperando a robar el balón para salir al contraataque.
A las acciones del Real Madrid les faltaban verticalidad y desborde. Tenía la posesión, pero no sometía al rival. No había claridad y el juego se volcaba por la banda izquierda, por donde aparecía Vinícius, se metía Camavinga, desde el lateral, y llegaba Alaba estirando al equipo. Por la derecha, con Nacho y Fede Valverde, pasaban pocas cosas. El Madrid no tuvo la primera ocasión hasta el minuto 15, con un cabezazo de Rüdiger, en un remate flojo, tras un saque de esquina. El encuentro se rompió a la media hora con un ida y vuelta en el que Lunin fue exigido con una parada en un disparo potente de El Shatat. Antes, la mejor ocasión fue para Rodrygo con una jugada individual en la que picó el balón al portero y se fue al poste.
Al Real Madrid le costaba darle verticalidad al juego y el Al Ahly no sufría. El equipo egipcio tuvo un par de acciones en las que se plantó en el área de Lunin. Era ordenado y buscaba cómo amenazar. Al Madrid le faltaba chispa, no estaba fino en la circulación ni agresivo en la recuperación. Hasta que llegó el regalo del equipo egipcio cerca del descanso que aprovechó Vinícius para no perdonar.
El segundo gol, el de Fede Valverde, puso al Real Madrid en más ventaja en un inicio del segundo tiempo en el que el conjunto egipcio salió a asumir riesgos. Lo aprovechó el equipo de Ancelotti en una acción vertical. Encontró los espacios Modric con un balón en profundidad a Rodrygo. El brasileño buscó la esquina de la portería, el portero rechazó el balón y cayó en Fede Valverde. El uruguayo recortó a un rival y definió. Lo celebraron los jugadores haciendo una piña. Es la contundencia lo que necesitaba el campeón de Europa para recuperar la seguridad y la confianza en el juego.
La semifinal se puso de cara para el Madrid, que tiró de talento para tener más control, sujetar al Al Ahly y romper a los espacios. El plan salió perfecto en otro balón largo a Vinícius. El extremo penetró en el área, cayó al césped, derribado y el Madrid pidió penalti. El árbitro, tras consultarlo con el VAR, no lo pitó. Sí señaló otro en el área del Real Madrid en una acción de El Shatat. Recortó dentro del área y Camavinga metió la pierna. Le golpeó en el tobillo. No estuvo hábil un futbolista que juega en el lateral izquierdo por la lesión de Mendy. Le falta oficio en estas situaciones al joven francés. Marcó Maaloul, recortó distancias y el partido se puso peligroso para el equipo de Ancelotti en los últimos veinticinco minutos.
Lunin estuvo a la altura en momentos de acoso del Al Ahly. El ucraniano evitó el empate en una buena parada tras un cabezazo. Ceballos, que entró por Kroos, dejó la genialidad del pase con tacón para el tercer gol que marcó Rodrygo. Una jugada de fútbol-sala que empieza el brasileño con un pase de tacón y se lo devuelve el utrerano con el mismo gesto técnico para completar una excelente combinación y un gran gol.