El exfiscal admitió sin problemas que también torturó a unas 30 o 40 personas.
Édgar “El Diablo” Veytia, el exfiscal de Nayarit que compareció este martes en la corte del Distrito Este de Brooklyn para testificar contra el exsecretario mexicano de Seguridad, Genaro García Luna, no tuvo reparos en hablar de todas las fechorías cometidas en su periodo.
Como la “narcocumbre” que organizó en 2012, y por la que le pagaron, en un intento por “reconciliar” a los cárteles de Sinaloa, al mando de Joaquín Guzmán Loera, “El Chapo”, y el clan de los Beltrán Leyva.
Tras haber sido aliados, los Beltrán declararon la guerra al cártel del Chapo, señalándolo de estar detrás de la detención de Alfredo Beltrán Leyva. El 16 de diciembre de 2009, Arturo Beltrán murió durante un enfrentamiento con las fuerzas de seguridad que querían capturarlo. Todo, en medio de la guerra que el entonces presidente, Felipe Calderón, declaró al narcotráfico.
Sin embargo, en su testimonio, Veytia dijo, sin mostrar pruebas, que en realidad Calderón y García Luna estaban con “El Chapo”, mientras que el gobierno de Nayarit, con él incluido, estaba con los Beltrán.
En aras de que llegaran a un acuerdo, Veytia convocó a los líderes de los cárteles que se disputaban la plaza de Nayarit. Según el exfiscal, les propuso dividir en dos el estado: la mitad sería para los Chapos y la otra mitad para los Beltrán. No funcionó. La guerra se mantuvo.
También contó que en 2011 recibió a Julián Venegas, quien era compadre de “El Chapo”. Venegas, dijo Veytia, le ofreció 5 millones de dólares para que se cambiara de bando y se pusiera del lado de Los Chapos. El exfiscal no accedió. Entonces, Venegas lo habría amenazado, recordando que García Luna estaba con El Chapo, que le habían pagado 8 millones de dólares que hicieron posible la ejecución de “El H1”.
Veytia reconoció durante su testimonio haber asesinado a más de 10 personas, aunque dijo que “no recuerdo la cifra exacta”. Cuando se le cuestionó de dónde venía su apodo de “El Diablo”, respondió que venía de que él no decía que había matado a alguien, sino que “lo había mandado al infierno”.
El exfiscal admitió sin problemas que también torturó a unas 30 o 40 personas. ¿Sus métodos? Descargas eléctricas con pistolas Taser, ahogamientos, el método del “submarino”, usando una bolsa para hacer que el torturado sintiera que se ahogaba. Pero también reconoció otros delitos, desde robos de decomisos y fraudes hasta incendios provocados.
Incluso dijo que una supuesta fuerza policial que crearon en Nayarit el gobernador Sandoval y él no era más que una mentira. Aquella fuerza la presentaron en una conferencia en la que se tomaron una foto con un helicóptero, un vehículo blindado, una moto y policías. Todo era falso: El helicóptero era rentado. ¿La moto? De un decomiso. ¿El vehículo blindado? Lo sacaron a crédito. ¿Los policías? No contrataron a nadie, sino que disfrazaron a los policías estatales y municipales.