Unas horas antes de su muerte, el Ingeniero David Ricardo Hernández Acuña, había pasado una de las noches más agradables en compañía de su familia, en las bodas de plata de un familiar, donde habían alabado al Señor y convivido con el resto de la comunidad cristiana, de la que era parte desde niño.
Por eso, su muerte causó un profundo dolor entre sus hermanos en la fe, quienes hasta la tarde de ayer no podían asimilar que David Ricardo hubiera fallecido, aunque como creyentes de la Palabra de Dios, aceptaban lo que ellos llaman los “designios” del Señor.
La tragedia que envolvió a la comunidad cristiana ocurrió al filo de las 11:00 horas, cuando el ingeniero Hernández Acuña, jefe de turno de la Central de Procesos de Altos Hornos de México, tuvo un accidente con un abanico de combustión de horno en el área del Sótano de la Siderúrgica 1, perdiendo la vida al instante.
Aunque sus compañeros intentaron auxiliarlo y dieron parte al personal médico de la empresa, ya nada se podía hacer, pues Hernández Acuña ya había fallecido, por lo que se dio parte a las autoridades ministeriales, quienes acudieron al sitio a tomar conocimiento del accidente, mientras que el agente del Ministerio Público dio fe del deceso y ordenó el levantamiento del cadáver a una funeraria de la localidad, lugar donde se le realizaría la necropsia de Ley y posteriormente se entregaría el cuerpo a sus dolidos familiares y amigos, para los funerales de rigor.
La tenacidad y dedicación de David Ricardo, ingeniero egresado de la FIME, le había permitido alcanzar un puesto de responsabilidad dentro de la empresa, a pesar de contar con 32 años, lugar donde era apreciado por sus compañeros, quienes en las redes sociales externaron su gran dolor por tan enorme pérdida.
David Ricardo, dejó en la orfandad a sus tres hijos, de 12, 9 y 2 añitos, quienes estaban inconsolables, al igual que Adriana Gutiérrez, su amada esposa.